Proyecto de investigación especial del Grupo del Futuro Cuántico
(Quantum Future Group)
Imagine – si puede – no tener una conciencia, ninguna en absoluto, ningún sentimiento de culpa o de remordimiento, sin importar lo que haga, ningún sentido de preocupación por el bienestar de gente ajena, amigos, o hasta miembros de su familia, que pueda limitarlo. Imagine no vivir ninguna lucha contra la vergüenza, ni siquiera una en toda su vida, sin importar qué clase de acción egoísta, perezosa, dañina o inmoral usted haya realizado.
Y finja que el concepto de responsabilidad le es desconocido, excepto como una carga que otros parecen aceptar sin discutir, como tontos crédulos.
Ahora agregue a esta fantasía extraña la capacidad de esconderle a la gente que su psicología es radicalmente diferente a la suya. Puesto que todos asumen simplemente que la conciencia es universal entre seres humanos, ocultar el hecho de que usted no tiene conciencia no necesita casi ningún esfuerzo de su parte.
No es frenado de ninguno de sus deseos por culpabilidad o vergüenza, y otros nunca lo enfrentan por su sangre fría. El agua congelada en sus venas les es tan extraña, tan totalmente fuera de su experiencia personal, que raramente llegan a conjeturar siquiera sobre su condición.
En otras palabras, usted está totalmente libre de restricciones internas, y su libertad desenfrenada para hacer lo que le apetezca, sin remordimientos de conciencia es, favorablemente para usted, invisible al resto del mundo.
Usted puede hacer cualquier cosa, y así y todo su extraña ventaja sobre la mayoría de la gente, que está alineada por sus conciencias, seguirá muy probablemente sin ser descubierta.
¿Como vivirá usted su vida?
¿Qué hará con su ventaja enorme y secreta, y con la incapacidad correspondiente de la gente (conciencia)?
La respuesta dependerá en gran parte de tan sólo lo que sus deseos terminen siendo, porque no toda la gente es igual. Incluso los extremadamente inescrupulosos no son todos iguales. Alguna gente – así tengan o no una conciencia – honran la tranquilidad de la inercia, mientras que otras se llenan de sueños y de ambiciones salvajes. Algunos seres humanos son brillantes y talentosos, algunos son poco despiertos, y la mayoría, con o sin conciencia, se encuentran en algún lugar en medio. Hay gente violenta y no violenta, individuos a quienes los motiva el ansia de la sangre y otros que no tienen tal apetito. [… ]
Siempre y cuando no lo paren por la fuerza, usted puede hacer todo lo que quiera.
Si nace en el momento correcto, con un cierto acceso a alguna riqueza familiar, y poseyendo un talento especial para avivar el odio de la gente y el sentido de la pérdida, se las puede arreglar para matar a una gran cantidad de gente que ni lo sospeche siquiera. Con bastante dinero, usted puede lograr esto a distancia, y descansar con confianza observando todo con satisfacción. [… ]
Loco y espantoso – y verdadero, en aproximadamente un 4 por ciento de la población…
La tasa predominante de los desórdenes alimenticios anoréxicos se estima en un 3.43 por ciento, y se los juzga como casi epidémicos, pero esta cifra es una fracción más baja que la tasa de personalidad antisocial. Los desórdenes prominentes clasificados como esquizofrenia ocurren en solamente un 1 por ciento de [la población] – apenas un cuarto del índice de la personalidad antisocial – y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades dicen que el índice del cáncer de colon en los Estados Unidos, considerado como “alarmantemente alto,” es aproximadamente de 40 por cada 100.000 – cien veces más bajo que el índice de la personalidad antisocial.
La gran incidencia de la sociopatía en la sociedad tiene un efecto profundo en el resto de nosotros, quienes también debemos vivir en este planeta, e incluso para los que no hemos sufrido trastornos clínicos. Los individuos que constituyen este 4 por ciento agotan nuestras relaciones, nuestras cuentas bancarias, nuestras realizaciones, nuestra autoestima, nuestra mismísima paz en la tierra.
Sin embargo, sorprendentemente, mucha gente no sabe nada sobre este desorden, o si lo hacen, sólo piensan en términos de psicopatía violenta – asesinos, asesinos en serie, asesinos de multitudes – gente que visiblemente ha quebrantado la ley muchas veces consecutivas, y que, si son detenidos, serán encarcelados, incluso llevados a la muerte por nuestro sistema jurídico.
No estamos comúnmente enterados, y por lo general tampoco identificamos a la gran cantidad de sociópatas no violentos que se encuentran entre nosotros, gente que a menudo no son infractores descarados, y contra quienes nuestro sistema jurídico oficial proporciona poca defensa.
La mayoría de nosotros no podría imaginar ninguna correspondencia entre la concepción de un genocidio étnico y, por ejemplo, el hecho de mentirle a su jefe sobre un compañero de trabajo sin sentir culpa alguna. Pero la correspondencia psicológica no sólo está allí; es escalofriante. Sencillamente, la relación está en la ausencia del mecanismo interno que nos tortura emocionalmente cuando elegimos hacer algo que vemos como inmoral, falto de ética, negligente o egoísta.
La mayoría de nosotros se siente ligeramente culpable si se come el último trozo de torta que queda en la cocina, e imagínese pues lo que sentiríamos si nos pusiéramos a lastimar a otra persona a propósito y de manera metódica.
Los que no poseen absolutamente ninguna conciencia constituyen un grupo por sí solos, así sean tiranos homicidas o simplemente francotiradores sociales despiadados.
La presencia o la ausencia de conciencia son una seria división humana, y podría decirse que es más significativa que la inteligencia, la raza, o hasta el género.
Lo que diferencia a un sociópata que vive del trabajo de otros de alguien que roba de vez en cuando en almacenes, o de uno que es un barón contemporáneo de ladrones – o lo que hace la diferencia entre un simple matón y un asesino sociopático – no es nada más que el estatus social, el instinto, el intelecto, el ansia de la sangre, o la simple oportunidad.
Lo que distingue a toda esta gente del resto de nosotros es un agujero completamente vacío en la psique, en donde deberían estar las funciones de humanización más desarrolladas. [Martha Stout, Ph.D., The Sociopath Next Door (El Vecino Psicópata)] (altamente recomendado).
Para aquellos entre Ustedes que estén buscando entender la psicopatía, el libro de Hervey Cleckley (The Mask of Sanity – La Máscara de la Cordura), es el estudio absolutamente imprescindible del psicópata que no entra necesariamente dentro del tipo criminal. Este libro está agotado. Lo hemos escaneado y nuestro equipo de investigadores pasó dos semanas revisando el texto cuidadosamente para eliminar errores de conversión de texto. Usted puede descargar el libro entero GRATUITAMENTE como archivo PDF desde el enlace ubicado arriba a la izquierda. (Lea una Muestra de Capítulo de The Mask of Sanity- La Máscara de la Cordura).
“Agradable,” “encantador,” “inteligente,” “despierto,” “impresionante,” “inspirador de confianza,” y “un gran éxito con las damas”: estas son las clases de descripciones usadas en varias ocasiones por Cleckley en su famoso estudio sobre psicópatas. También lo son, por supuesto, “irresponsable,” “autodestructivo,” y adjetivos semejantes. Estas descripciones destacan la gran frustración y los misterios que rodean el estudio de la psicopatía.
Los psicópatas parecen tener en abundancia aquellos rasgos más deseados por las personas normales. La despreocupada confianza en sí mismo del psicópata parece casi como un sueño imposible, y es generalmente lo que la gente “normal” intenta adquirir cuando asiste a talleres para ganar seguridad en sí mismo. En muchos casos, la atracción magnética del psicópata hacia los miembros del sexo opuesto parece casi sobrenatural.
La hipótesis seminal de Cleckley en lo que se refiere al psicópata es que sufre, de hecho, de una verdadera enfermedad mental: un déficit afectivo profundo e incurable. Si realmente llega a sentir algo, son solamente emociones de las menos profundas. Él hace cosas extrañas y autodestructivas porque las consecuencias que llenarían al hombre normal de pena, de odio a sí mismo, y de vergüenza simplemente no afectan en lo más mínimo al psicópata. Lo que para otros sería un desastre, para él no es más que un inconveniente pasajero.
Cleckley también nos presenta la visión de que la psicopatía es absolutamente común en la comunidad en general. Él ha recopilado algunos casos de psicópatas que funcionan por lo general normalmente en la comunidad como hombres de negocios, doctores, e incluso psiquiatras. Algunos investigadores ven la psicopatía criminal – designada a menudo bajo el nombre de desorden antisocial de la personalidad – como un extremo de una dimensión (o dimensiones) de la personalidad “normal”.
Podríamos clasificar a los psicópatas criminales como “psicópatas que han fracasado.” La implicación de este fenómeno, por supuesto, es que muchos psicópatas pueden existir en sociedad arreglándoselas mejor que los que atraen la atención del sistema judicial y el de la asistencia social.
Harrington llega hasta a decir que el psicópata es el nuevo hombre, producido por las presiones evolucionarias de la vida moderna. Otros investigadores critican este punto de vista, señalando las verdaderas incapacidades de las cuales el psicópata clínico también sufre.
El estudio de los psicópatas “ambulatorios” – lo que llamamos “El Psicópata de la Variedad Jardín”-, acaba, sin embargo, apenas de comenzar. Muy poco se sabe sobre psicopatía subcriminal. Sin embargo, algunos investigadores han comenzado a considerar seriamente la idea de que es importante estudiar la psicopatía, no como una categoría clínica artificial sino como un rasgo general de la personalidad en la comunidad entera. Dicho de otro modo, la psicopatía se está reconociendo más o menos como un tipo diferente de ser humano.
Un aspecto muy interesante del psicópata es su “vida oculta” que a veces no está tan bien oculta. Pareciera que el psicópata tiene una necesidad regular de tomarse “unas vacaciones dentro de la inmundicia y la degradación” de la misma manera que la gente normal puede necesitar unas vacaciones en un complejo turístico en donde pueda disfrutar de alrededores y una cultura magníficos. Para lograr hacerse una mejor idea de esta “necesidad extraña” del psicópata – una necesidad que parece ser una prueba de que el “actuar humanamente” es muy estresante para el psicópata – lea más de La Máscara de la Cordura, capítulos 25 y 26.
También lea las especulaciones de Cleckley sobre lo que de verdad “era realmente anormal” en esta gente. Llega a estar muy cerca de sugerir que son humanos en todos sus aspectos – salvo en el hecho de que carecen de alma. Esta carencia de “calidad de alma” hace que sean “máquinas” eficientes. Pueden ser brillantes, escribir obras eruditas, imitar las palabras de la emoción, pero con el tiempo llega a estar claro que sus palabras no corresponden a sus acciones. Son el tipo de persona que pueden quejarse de estar siendo devastadas por la pena y que después van a una fiesta “para olvidar.” El problema es que realmente SE OLVIDAN.
Siendo máquinas muy eficientes, como una computadora, son capaces de ejecutar rutinas muy complejas diseñadas para obtener de otras personas apoyo para lo que desean. De esta manera, muchos psicópatas son capaces de alcanzar posiciones muy altas en la vida. Es solamente al cabo de un cierto plazo que sus socios se dan cuenta del hecho de que su subida en la escalera del éxito está basada en la violación de los derechos ajenos. “Hasta cuando son diferentes de los derechos de sus socios, son capaces a menudo de inspirar esperanza y confianza”.
El psicópata no reconoce ningún defecto en su psique, ninguna necesidad de cambiar.
Psicópatas en la Nueva Era
Actualmente hay una verdadera explosión de informes de nuestros lectores sobre sus experiencias con individuos con quienes se han encontrado en los campos de “investigación alternativa”, así como en interacciones generales de sus vidas. Lo que es muy chocante es la cantidad de tales individuos que debe existir, basándonos en esos informes. ¡Esto no es sólo un acontecimiento ocasional, pareciera ser casi pandémico!
Nuestro equipo y nuestro e-grupo de investigación se han estado encargando por un tiempo de investigar y analizar estas interacciones y las características y la dinámica y las personalidades. Nuestra investigación nos ha llevado a identificarlos con lo que comúnmente se conoce como “Psicópatas.” Pueden también ser Narcisistas dado que el Narcisismo parece ser simplemente una “faceta” del psicópata o una manifestación “más ligera” del mismo. Se podría decir que el Narcisista es un “psicópata de la variedad jardín” quien, debido a su “programación social”, tiene menos probabilidades de meterse en problemas con la ley. De esta manera, son “máquinas de supervivencia” muy eficientes que se pasan la vida causando un daño inmenso a sus familias, amigos y socios en los negocios.
Es solamente cuando una persona observa detenidamente y durante un tiempo largo al psicópata desarrollado – una suerte de Narcisista exagerado – que es capaz de ver la caricatura de los rasgos, lo que le hace entonces más fácil de identificar “al psicópata de la variedad jardín” – y/o al Narcisista.
Nuestro mundo parece haber sido invadido por individuos para quienes la visión de la vida y del amor es tan drásticamente diferente de lo establecido por la norma hace mucho tiempo que estamos mal preparados para tratar con sus tácticas de lo que Roberto Canup llama la “mentira verosímil.” Como él lo demuestra, esta filosofía de la “mentira verosímil” ha alcanzado los sectores legal y administrativo de nuestro mundo, convirtiéndolos en máquinas dentro de las cuales los seres humanos con emociones verdaderas son destruidos.
La película reciente, “Matrix” (“La Matriz”) tocó una cuerda profunda en la sociedad porque ejemplificaba esta trampa mecánica en la cual tanta gente encuentra sus vidas enredadas, y de la cuál son incapaces de salirse porque creen que todos los que los rodean y que “parecen humanos” son, de hecho, igual a ellos – emocionalmente, espiritualmente u otros.
Tome, por ejemplo, el “argumento legal” como es explicado por Roberto Canup en su investigación sobre “el Psicópata Perito en Sociedad”. El argumento legal parece estar en los cimientos de nuestra sociedad. Esto equivale a nada más y menos que a al arte de la estafa: quien sea más hábil en el uso de la estructura para convencer de algo a un grupo de personas, es a quien se le cree. Puesto que este sistema de “argumento legal” ha sido establecido lentamente como parte de nuestra cultura, cuando invade nuestras vidas personales, por lo general no lo reconocemos inmediatamente.
Los seres humanos han sido acostumbrados a asumir que otros seres humanos – por lo menos – están intentando “hacer el bien” y “ser buenos” y justos y honestos. Y por eso, muy a menudo no nos tomamos el tiempo necesario de hacer una investigación profunda para determinar si una persona que ha entrado en nuestras vidas es, de verdad, una “buena persona.” Y cuando luego nace un conflicto, caemos automáticamente en la suposición cultural de que en cualquier conflicto, una de las partes tiene parcialmente razón de algún modo, y la otra de algún otro, y que podemos formarnos una opinión sobre qué parte está más o menos en lo correcto. A causa de nuestra exposición a las normas del “argumento legal”, cuando se presenta cualquier conflicto, pensamos automáticamente que la verdad se encontrará en alguna parte entre los dos extremos. En este caso, quizás sea útil aplicar una pequeña lógica matemática al problema del argumento legal:
Imaginemos que en una pelea, un lado es inocente, honesto, y dice la verdad. Es obvio que mentir no le aporta ningún beneficio a una persona inocente; ¿qué mentira puede decir? Si es inocente, la única mentira que puede decir es confesar falsamente “Fui yo quien lo hizo.” En cambio, la mentira no es más que buena para el mentiroso. Él puede declarar ese “Yo no lo hice,” y acusar a otro de haberlo hecho, al mismo instante que la persona inocente a quien ha acusado está diciendo “Yo no lo hice,” y está realmente diciendo la verdad.
La verdad – cuando está bien distorsionada por buenos mentirosos, siempre puede hacer que una persona inocente parezca mala – especialmente si el inocente es honesto y admite sus errores.
La suposición básica de que la verdad se encuentra entre el testimonio de las dos partes siempre se torna en ventaja hacia el que miente y en contra del que dice la verdad. Bajo la mayoría de las circunstancias, esta desviación sumada al hecho de que la verdad también va a ser deformada de tal manera a perjudicar a la persona inocente, resulta en que la ventaja siempre queda en manos de mentirosos – psicópatas. Hasta el simple acto de hacer una declaración bajo juramento es inútil. Si alguien es mentiroso, hacer un juramento no significa nada para esa persona. Sin embargo, hacer un juramento actúa fuertemente en un testigo serio, veraz. Una vez más la ventaja va para el lado del mentiroso. [Robert Canup ]
Esto subraya una de las únicas cosas sobre un psicópata: su aparente incapacidad de concebir la idea abstracta “del futuro”.
Se ha observado a menudo que los psicópatas corren con una clara ventaja sobre los seres humanos con consciencia y sentimientos, porque el psicópata no tiene consciencia ni sentimientos. Lo que parece ser es que la consciencia y los sentimientos están relacionados con el concepto abstracto de “futuro” y de “otros”. Es “espacio-temporal”. Podemos sentir miedo, condolencia, empatía, tristeza, y demás porque podemos IMAGINAR el futuro de una manera abstracta, basándonos en nuestras propias experiencias pasadas, o aunque no sea más en “conceptos de experiencias” en innumerables variaciones. Podemos “predecir cómo van a reaccionar los otros, porque podemos “vernos a nosotros mismos” en ellos, aunque estén “ahí afuera” y que la situación sea de algún modo diferente vista desde el exterior, aunque similar en su dinámica. Es decir, no sólo podemos identificarnos con otros espacialmente – por decirlo de algún modo – sino también temporalmente – en el tiempo.
El psicópata no parece tener esta capacidad.
Son incapaces de “imaginar” en el sentido de poder realmente conectarse con imágenes en algo así como una manera directa de “un ser conectándose con otro ser”.
Ah, de hecho, pueden imitar sentimientos, pero los únicos verdaderos sentimientos que parecen tener – eso que los conduce y los hace fingir diversos dramas para causar efecto – son una especie de “hambre predatoria”, de lo que desean. Es decir, “sienten” la necesidad/el deseo como amor, y el no ser satisfechos en sus necesidades/deseos es descrito por ellos como el “no ser amados”. Además, esta perspectiva de “necesidad/deseo” determina que solamente el “hambre” del psicópata es válida, y cualquier cosa que esté “allí afuera,” todo lo que está fuera del psicópata, no es verdadero, excepto en tanto tenga la capacidad de ser asimilado por el psicópata como una clase de “alimento”. “¿Puede ser utilizado o proporcionar algo?” es la única preocupación que el psicópata parece tener. Todo el resto – toda actividad – está subsumido en esta tendencia.
En pocas palabras, el psicópata – y el narcisista en un menor grado – es un depredador. Si pensamos en la interacción entre los depredadores y sus presas en el reino animal, podemos llegar a tener una cierta idea de lo que se esconde detrás de la “máscara de la cordura” del psicópata. Del mismo modo que un animal depredador adoptará toda clase de funciones furtivas posibles para acechar a su presa, sacarla fuera de la manada, acercársele y disminuir su resistencia, el psicópata construye todo tipo de camuflaje elaborado compuesto de palabras y apariencias – mentiras y manipulación – para “asimilar” a su presa.
Esto nos conduce a una pregunta importante: ¿qué es lo que el psicópata REALMENTE obtiene de sus víctimas? Es fácil ver lo que buscan cuando mienten y manipulan por dinero, bienes materiales o poder. Pero en muchos casos, tales como en las relaciones amorosas o en las falsas amistades, no es tan fácil ver lo que el psicópata está buscando. Sin desviarnos demasiado en especulaciones espirituales – un problema que Cleckley también confrontó – podemos decir solamente que pareciera ser que el psicópata GOZA de hacer sufrir a otros. Del mismo modo que los seres humanos normales disfrutan de ver a otra gente feliz, o de hacer cosas que hagan reír a otros, el psicópata disfruta de todo lo contrario.
Cualquiera que haya observado alguna vez a un gato jugando con un ratón antes de matarlo y de comerlo, se explicó probablemente a sí mismo que el gato “se entretiene” simplemente con las travesuras del ratón y que es incapaz de concebir el terror y el dolor sentidos por el ratón. Y el gato, por lo tanto, es inocente de cualquier intento malvado. El ratón muere, el gato se alimenta, y eso es la naturaleza. Los psicópatas por lo general no comen a sus víctimas.
Sí, en casos extremos la dinámica del gato y el ratón son llevados a cabo y el canibalismo posee una larga historia, en la que se asumía que ciertos poderes de la víctima podían ser asimilados comiendo alguna parte de ella en especial. Pero en la vida cotidiana los psicópatas y los narcisistas no llegan a tanto, por así decirlo. Eso hace que observemos con otros ojos la situación del gato y del ratón. Ahora preguntamos: ¿Es demasiado simplista pensar que el gato, inocente, se divierte simplemente con el ratón que corre por todo lados y que intenta frenéticamente escaparse? ¿Hay algo más en esta dinámica que salte a la vista? ¿Hay algo más que el hecho de estar “entretenido” con las travesuras del ratón que intenta huir? ¿Después de todo, en términos de evolución, por qué tal comportamiento sería atribuido al gato? ¿Es el ratón más sabroso debido a las substancias químicas del miedo que corren por su cuerpecito? ¿Es un ratón paralizado de terror una mejor comida de “gourmet”?
Esto sugiere que debamos rever nuestras ideas sobre los psicópatas con una perspectiva levemente diferente. Algo que sí sabemos es: mucha gente que experimenta interacciones con psicópatas y narcisistas dice sentirse “agotada” y confundida, y a menudo notan posteriormente un deterioro en su salud. ¿Quiere esto decir que parte de la dinámica, parte de la explicación del porqué los psicópatas perseguirán “relaciones amorosas” y “amistades” que ostensiblemente no pueden dar lugar a ningún beneficio material observable, es que hay una consumo real de energía?
No conocemos la respuesta a esta pregunta. Observamos, teorizamos, especulamos y formulamos hipótesis. Pero al fin y al cabo, solamente la víctima como individuo puede determinar lo que ha perdido en la dinámica – y es a menudo mucho más que bienes materiales. En cierto modo, parece que los psicópatas son comilones de almas o “Psicófagos.”
El siguiente enlace conduce a una discusión, a una lista de puntos, y a una “guía de supervivencia” para tratar con el psicópata en sus tantos disfraces, compuesta por un individuo con experiencia personal. Esperamos que ayude al lector a evitar interacciones perjudiciales, y que usted pueda aprender de nuestros errores y de los errores de otros que han compartido sus historias con nosotros.
El GFC se encarga de atraer su atención a toda información que le ayudará a vivir una vida al resguardo de las manipulaciones asesinas de almas de otros.
Nuestro Sincero Agradecimiento a la dueña del sitio web sobre el Psychopathic Personality Desorden (Desorden Psicopático de la Personalidad) por su cordial permiso para citar su investigación cuando armamos este informe. Hasta que comenzamos a investigar, NO teníamos LA MENOR idea de lo extenso que era el problema, ni de cuántas victimas hay. Visite su sitio, vaya a sus enlaces para apoyar a grupos. Para una mirada más comprensiva del problema, basada en nuestra PROPIA investigación, lea por favor nuestro nuevo artículo: