La idea de que el mundo material en el que vivimos, nos movemos y en el que pasamos nuestro estado de existencia cotidiano sea en realidad la representación de un sistema simbólico y reflejo de una realidad aun más profunda, resulta bastante obvio para algunas personas. Las interpretaciones, no obstante, son muchas y muy variadas.
Algunas personas piensan que el sistema de símbolos es una realidad auto-creada, que se manifiesta con la finalidad de que el “yo superior” se pueda comunicar con la mente consciente. Cuando se considera la idea de que todo lo que existe es, en última instancia, Dios/La Unidad, esa pareciera ser la más sencilla y verdadera de las explicaciones. Y ciertamente hay capacidades manifiestas en los seres humanos que nos demuestran que este es el caso, como por ejemplo la psicoquinesia.
Pero quisiera hablar acerca de ello desde una perspectiva y nivel diferentes. La única manera en que puedo referirme a este asunto en términos prácticos, es relatando algunas extrañas experiencias personales. Tengo mis dudas en hacerlo puesto que no es mi intención aburrir al lector y, sin embargo, no hay mejor forma de ser práctico que enumerando una serie de ejemplos más o menos concretos que puedan encontrar cierto nivel de resonancia en las experiencias de los demás.
Trataré de hacerlo de la manera más concisa posible, sin dejar de incluir los detalles suficientes como para poder comunicar en forma efectiva el grado de complejidad realmente desconcertante de alguna de estas “dramatizaciones cósmicas”. Pero antes de entrar en las aplicaciones prácticas de toda esta información, hay unas cuantas cosas importantes que necesitan mencionarse.
Hasta ahora, hemos discutido el hecho de que Gurdjieff, Castaneda y los Casiopeos han coincidido al referirse a la realidad de la 3ra densidad como una especie de prisión. Gurdjieff opina de que esto es así en virtud de las “fuerzas” que actúan sobre el hombre para tratar de controlarlo, y que estas fuerzas son un tanto nebulosas y pertenecen a otros “niveles” o “mundos” de la creación. De acuerdo con don Juan, nos encontramos en una prisión porque el Depredador Cósmico nos ha dado “su propia mente” con la finalidad de poder controlarnos y hacernos presa fácil. Habla acerca de dimensiones superiores cuando se refiere a “lo desconocido” o “incognoscible”. Los Casiopeos dicen que esencialmente nos encontramos en una prisión porque escogimos esta circunstancia con la finalidad de aprender y adquirir experiencia; que Dios/Universo se recrea a sí mismo en el gran Drama Cósmico concebido en el séptimo nivel y escenificado en todos los niveles inferiores de densidad a través de guionistas, productores, directores, actores y todo el resto del personal de “puesta en escena”. Y todas estas partes son “interpretadas” por el Ser Único.
Al mismo tiempo, Ouspensky sugiere que estamos capacitados para escoger alrededor de cuál de las fuerzas o leyes (o partes de la obra) vamos a gravitar. Dice que “las fuerzas pasan a través del hombre y este suele interpretarlas como sus propios deseos, simpatías, atracciones, pero que solo son fuerzas pasando a través de él en todas direcciones”
En tal caso, una persona vive bajo “la ley de accidente”, como la llama. Los Casiopeos dicen que esta condición de “aleatoriedad” significa que el hombre vive bajo un sistema de control diseñado para mantenerlo en un estado de confusión e ignorancia, de forma tal que pueda seguir siendo “alimento” para seres de dimensiones superiores. Don Juan, a su vez, dice algo similar con distintas palabras. Yo lo llamaría la Ley del Caos.
Luego Ouspensky/Gurdjieff sugieren que este estado de confusión y aleatoriedad comienza a desaparecer cuando comenzamos a “despertar”. Señala que esta es “una ley muy grande y multifacética” y que todo es asunto de grados: “Sólo en el Absoluto son las cosas absolutas. Para nosotros es una gran sucesión de escalones, y con cada paso se adquiere mayor libertad”. ¿Sugiere que en realidad no podemos HACER nada, es decir que no tenemos ningún control sobre nuestras elecciones y nuestro curso existencial mientras no alcancemos los niveles más elevados y que la única forma de hacerlo es tratando de comenzar a entender estas influencias, porque, como él señala: “si sabemos, podemos cambiar algo”?
Lo que parece que está sugiriendo es que este “conocimiento” es parte del proceso de apertura hacia las “fuerzas superiores”. Señala: “Las fuerzas o influencias superiores son normales y de carácter cósmico; pero podemos abrirnos a nosotros mismos para ser receptivos a éstas, o podemos cerrarnos y aislarnos de ellas. Si estamos dormidos, estamos más aislados de ellas. Si despertamos, abrimos nuestro ser a las influencias superiores”.
Este proceso de “apertura a la influencia de las fuerzas superiores” parece ser un elemento clave, a partir del cual podemos entonces comenzar a diferenciar cual influencia en particular proviene de cual “fuerza superior”, de manera que se pueda operar algún tipo de cambio en la consciencia para poder estar en posición de seleccionar la influencia cósmica bajo la cual deseamos estar.
Todo esto se remonta al ejemplo del “Eclipso de las Realidades”, donde las realidades cósmicas se describen como “Centros de Pensamiento” que atraviesan todas las densidades. Ouspensky comenta que:
El hombre, e incluso la humanidad, no existen separadamente, sino como parte del todo de la vida orgánica. La Tierra necesita vida orgánica en conjunto: hombres, animales, plantas. El Rayo de la Creación es una rama en crecimiento, y esta comunicación es necesaria a fin de que la rama pueda crecer más. Todo está conectado, nada está separado, y las cosas más pequeñas, si existen, sirven a algo mayor… La vida orgánica es una unidad cósmica particular, y el hombre es una unidad en esta gran masa de vida orgánica. Tiene la posibilidad de desarrollo ulterior, pero este desarrollo depende del esfuerzo y entendimiento propios del hombre. Entra en el designio cósmico que cierta cantidad de hombres se desarrollen, pero no todos, pues eso contrariaría otro designio cósmico. Evidentemente, la humanidad debe estar en la Tierra y debe llevar esta vida y sufrir. Pero cierta cantidad de hombres pueden escapar, y esto también entra en el designio cósmico…
La manera en que se puede hacer esto, según sugieren los Casiopeos, es llegando a tener consciencia del significado de los Símbolos de la Realidad. El primer contacto que tenemos con estos símbolos es a través de su manifestación en nosotros mismos, en sus formas física, psíquica, emocional y mental, desde donde comenzamos a expandir esta percepción hacia fuera, hacia el entendimiento de nuestro entorno. Tal parece que nuestro entorno y experiencias, tanto individuales como colectivas, reflejan nuestra Selección de Influencias. De este modo, debemos en primera instancia examinarnos a nosotros mismos, nuestros pensamientos y donde tienen su origen realmente, es decir, la “influencia” que opera como dominante, para luego poder comenzar a tomar decisiones acerca de si queremos o no seguir interactuando o representando esta influencia. Entonces nuestro entorno y nuestras experiencias comienzan a reflejar los “resultados” de nuestras elecciones, y de este modo nos da un “sistema de retroalimentación” que confirma o refuta lo “apropiado” de nuestra elección. Y nuestras elecciones, hechas con relación a nuestra realidad, pueden depender de la “percepción externa” o de la “percepción interna”. Ouspensky menciona:
“Si comenzamos a conocernos a nosotros mismos, nos liberamos de una ley… así que, con vistas a liberarnos de las leyes limitadoras, primero es necesario identificar la ley en particular de la cual queremos liberarnos, para luego escapar de ella. Una vez conseguido esto, debemos encontrar otra nueva ley. De nuevo nos liberamos de ella, y continuamos de esta manera. Esta es la forma práctica de estudiar las leyes… Existen leyes que nos obstaculizan desde todos lados o que nos mantienen subyugados…”
Es posible liberarse de estas “leyes de confusión y del accidente” de diversas maneras. Esto se puede observar de manera empírica cuando se estudia la extensa literatura asociada a numerosas religiones y filosofías. Pero cuando uno se aboca al estudio de este material, hay ciertas cosas que se vuelven evidentes al establecer comparaciones, y Gurdjieff enuncia estos problemas de manera clara cuando describe los “Cuatro Caminos”.
Hemos hablado ya acerca de la mente, de la ilusión y de cómo todas las cosas son “Uno”. Sí, todo es mente/consciencia, pero mi punto, a lo largo de toda esta labor, es que necesitamos adoptar medidas “prácticas” en relación a este asunto y lidiar con las cosas que son más accesibles a nuestro particular nivel de desarrollo.
Estamos viviendo en la 3ra densidad. Es un hecho. Nuestros “fragmentos de consciencia” actuales están enfocados en este entorno. Así que, tratar de saltar desde la 3ra densidad para “Convertirnos en Uno” en términos cósmicos, es como tratar de poner la carreta delante de los bueyes y querer saltar directamente a los conceptos de la 7ma Densidad. Sí, podemos conocer estos conceptos con ciertas limitaciones –podemos ocupar nuestro tiempo en la dilucidación de los mismos– pero para efectos prácticos, sería más conveniente aprender lo que tenemos que aprender para dar el siguiente paso, aquí y ahora. Por lo visto ésta es una “ley”, y aquí es donde corremos el peligro de caer en un estado de ofuscación. Pero, nuevamente, hay un propósito para ello, como veremos enseguida.
Muchas fuentes canalizadas hablan acerca de esta idea de “Ser Uno” y de la creación de la Ilusión por medio de la Mente, ¡y todo eso es cierto! El engaño se presenta cuando sugieren que todo lo que debemos hacer es sentarnos debajo de un árbol a contemplarnos el ombligo hasta convertirnos en seres iluminados como Buda. Sí, en algunos casos excepcionales esto es posible y en otras instancias la adquisición de “poderes” también lo es; pero no es sino hasta que examinamos la literatura con vistas a desenmascarar la “Agenda de los Frutos”, que comenzamos a encontrar ciertas pequeñas inconsistencias dentro de tales enseñanzas.
Recientemente se citó a Carla Rueckert McCarthy (El Material de Ra) en un correo electrónico enviado a nuestros grupos de discusión en Internet que decía:
Para mí básicamente hay dos maneras de trabajar espiritualmente en esta densidad: el camino del Amor y el camino de la Sabiduría.
En términos generales diría que el Budismo sigue el camino de la sabiduría y que el Cristianismo sigue el camino del corazón.
Dentro de la estructura de la sabiduría, se aspira al conocimiento, la paz, el desapego que tiene como objetivo alcanzar el sentimiento del vacío y de la nada. Se tiene acceso a estados de mucha calma y paz, pero considero que se trata de la vía lenta comparado con el camino del amor.
En el camino del amor la persona se enfoca en la compasión y pureza de pasión, así como en la voluntad que está detrás de ello, aspirando hacia un sentimiento de plenitud y unificación de todas las cosas.
En lo personal, encuentro que el trabajo realizado en esta densidad en el momento presente parece estar siguiendo la estrategia del amor, de la apertura del corazón hacia las oportunidades de cada momento y el potencial de amor en cada circunstancia. Este trabajo generalmente no es ni apacible ni calmo, pero reporta un sentimiento gratificante. Pienso que es un asunto de preferencias: ambos caminos de aprendizaje son útiles.
Esta es una interpretación bastante estándar dentro del paradigma de la Nueva Era. Es un tanto más amplia y menos restringida que la perspectiva Fundamentalista Cristiana, pero no mucho más. Se trata, de hecho, del “Camino del Monje o Santo”.
En realidad hay más de dos caminos; como se mencionó anteriormente, hay Cuatro.[1] Está el “Camino del Monje”, el “Camino del Yogui”, el “Camino del Faquir” y, tal y como propone Gurdjieff, el “Cuarto Camino” que en apariencia es el resultado de su largo contacto con las enseñanzas Sufíes y ciertamente guarda similitudes con las enseñanzas de Don Juan y con las sugerencias de los Casiopeos.
El “Camino del Monje” es muy parecido a lo que describe Carla como su “modalidad escogida”. Este es el “Camino de la Fe”, que resuena con el sentimiento de religiosidad y sacrificio. Es el camino para las personas que poseen una fuerte emoción e imaginación religiosas. Es un camino largo y arduo, como lo indica la escritora cuando dice: “Este trabajo generalmente no es ni apacible ni calmo, pero reporta un sentimiento gratificante”.
Este camino consiste en años y años de lucha con el ego, las emociones y los sentimientos. El individuo somete todas sus emociones al gobierno de una sola en particular, desarrollando la unidad del ser dentro de sí. Trabaja en el desarrollo de la “VOLUNTAD emocional”. Carla afirma esto de manera clara diciendo: “En el camino del amor la persona se enfoca en la compasión y pureza de pasión, así como en la voluntad que todo lo sustenta, aspirando hacia un sentimiento de plenitud y unificación de todas las cosas”.
Gurdjieff, sin embargo, sugiere que en estos individuos, tanto el cuerpo físico como el mental permanecen subdesarrollados y que para poder hacer USO de lo aprendido por medio del camino del Monje/Santo, es preciso enfocar la atención en el desarrollo del cuerpo y de la capacidad de pensar. Esto solamente puede conseguirse por medio de otra serie de sacrificios. El monje debe convertirse en un yogui y un faquir. Muy pocos son capaces de conseguir esto, ya que por lo común mueren antes de poder superar todas las dificultades. Hay otro problema con este camino, como lo explica Gurdjieff:
Fusión y unidad interior se obtienen por «fricción», por la lucha en el hombre entre el «sí» y el «no». Si un hombre vive sin conflicto interior, si todo sucede en él sin que él se oponga, si va siempre con la corriente, por donde sopla el viento, entonces permanecerá tal cual es.
Pero si comienza una lucha interior, y en especial si sigue dentro de esta lucha una línea determinada, entonces gradualmente ciertos rasgos permanentes comienzan a formarse en él; empieza la «cristalización».
Pero la cristalización no solo es posible sobre una base correcta, lo es también sobre una base equivocada. La «Fricción», la lucha entre el «sí» y el «no», fácilmente puede tener lugar sobre una base equivocada.
Por ejemplo, el temor al pecado, o una fe fanática en una idea cualquiera, puede provocar una lucha terriblemente intensa entre el «sí» y el «no», y un hombre puede cristalizar sobre tales bases. Pero la cristalización en este caso se realizará mal, será incompleta. En tal caso un hombre perderá toda posibilidad de desarrollo ulterior. Para que la posibilidad de un desarrollo ulterior le sea ofrecida, deberá disolverse previamente, y esto no puede lograrse sino a través de sufrimientos terribles.
La cristalización es posible sobre cualquier base. Tomen por ejemplo un bandolero de buena cepa, un bandolero auténtico. Yo he conocido de esos en el Cáucaso. Un bandolero tal, fusil en mano, se tenderá al borde de un camino, detrás de una roca durante ocho horas sin hacer un movimiento. ¿Podrían ustedes hacer otro tanto? Dense cuenta que una lucha se libra en él a cada instante. Tiene calor, tiene sed, las moscas lo devoran; pero no se mueve.
Otro ejemplo, es un monje: le teme al diablo; toda la noche se golpea la cabeza contra el suelo y reza. Así se logra la cristalización.
Por tales caminos las personas pueden engendrar en ellas mismas una fuerza interior enorme; pueden soportar torturas; pueden obtener todo lo que quieren. Esto significa que ahora hay en ellos algo sólido, algo permanente.
Tales personas pueden llegar a ser inmortales. Pero ¿qué se ha ganado con esto? Un hombre de esta clase se convierte en una «cosa inmortal», aunque una cierta cantidad de consciencia permanezca algunas veces en él. Sin embargo, hay que recordar que se trata aquí de casos excepcionales. [Ouspensky, 1947, 1977]
El camino de la “sabiduría”, según lo denomina Carla, o también llamado el “Camino del yogui”, es el camino del conocimiento, de la mente. Consiste en el desarrollo de la mente, pero puede acarrear, según menciona Carla de manera muy acertada, que el cuerpo y las emociones queden en un estado de subdesarrollo. Ella dice: “Dentro de la estructura de la sabiduría, se aspira al conocimiento, la paz, el desapego, y se apunta hacia la recreación de un sentimiento del vacío y de la nada. Se tiene acceso a estados de mucha calma y paz”. No obstante, sin el desarrollo de los cuerpos físicos y emocionales, la persona podría no estar capacitada para hacer uso de sus logros antes de abocarse a un trabajo arduo sobre el cuerpo y las emociones. Tal `persona “sabe todo” pero no puede HACER nada. Debe aplicarse de nuevo al trabajo orientado hacia la consecución de resultados por medio de otra serie diferente de esfuerzos prolongados para la aplicación de lo que conoce.
La diferencia principal entre el camino del conocimiento y los caminos del faquir y del monje, consiste en que el yogui tiene eventualmente la ventaja de entender su posición, de saber lo que le hace falta y lo que debe hacer, así como en qué dirección debe seguir. No obstante, se debe reiterar que muy pocos consiguen llegar a la meta final antes de morir en el intento.
El Camino del Faquir es el camino de la lucha por el dominio del cuerpo físico. Es largo y difícil. El objetivo es alcanzar un estado de “transcendencia” mediante el desarrollo de la voluntad física y poder sobre el cuerpo. Involucra prácticas que conllevan terribles sufrimientos y torturas del cuerpo: sacrificios físicos con un enorme grado de dificultad tales como estar de pie en estado de inmovilidad durante varias horas, días, meses o inclusive años. De no morir o enfermarse antes de completar el ejercicio, es posible para el faquir conseguir algo, pero, ¿qué es exactamente lo que consigue? Ha adquirido voluntad física, si bien no tiene ninguna cosa sobre la que pueda aplicarla. No puede entonces hacer uso de ella antes de alcanzar conocimiento o auto-perfección, y para entonces estará muy viejo o en vías de morir.
En el Camino del Faquir generalmente no existe el maestro. Es posible que el practicante haya sido testigo de increíbles actos de voluntad que le impresionaron y obsesionaron hasta el punto de querer emularlos, de querer tener logros similares para sí mismo.
En el Camino del Monje, el aspecto primordial ES justamente el maestro. Parte del trabajo del camino del monje consiste en tener fe absoluta en el maestro, someterse a él o a sus en sus enseñanzas con fe y obediencia absoluta. Por lo general, este camino busca la fe en Dios, el amor de Dios, mediante esfuerzos constantes por obedecer y servir a Dios con la sola expresión de amor, sin importar lo que sea expresado. Por supuesto que, tal y como lo demuestra la historia de la religiones, el entendimiento que pueda tener esta persona de la idea de Dios y de servir a Dios es muy subjetiva y hasta contradictoria.
Afortunadamente cada vez se ha vuelto más fácil aceptar la idea de que este “Camino del Monje” puede operar en diferentes contextos, así que por lo general la gente se siente ahora menos inclinada en matar a aquellos que no comulgan con su particular concepto de Dios.[2]
No obstante, todos los que siguen este camino generalmente se aferran a la idea de que esta senda es “mejor” que las demás o “la mejor”. Precisamente es lo que Carla está diciendo. Ella dice que considera al “camino del corazón” como la “vía rápida”, y en verdad lo es para ella y para muchos otros; la vía rápida para convertirse en “algo inmortal”.
En el “Camino del Yogui”, se comienza con un maestro, o muchos maestros, pero se termina siendo su propio maestro. Se aprenden los métodos a través del estudio y luego se comienzan a aplicar estos de manera independiente.
Lo más importante acerca de estos tres caminos es que todos requieren un retiro significativo de la vida ordinaria. Gran parte de la lucha debe escenificarse en el “retiro” o durante la meditación privada. Cada uno de estos métodos se opone en buen grado a la vida cotidiana, de manera que sus practicantes encuentran dificultades para adaptarse a las condiciones del “mundo real”.
El “Cuarto Camino”, según Gurdjieff, y que además parece ser la que proponen tanto los Sufíes como los Casiopeos, NO requiere del retiro del mundo real. Además de esto, carece de una “forma definida”, a diferencia de las modalidades del faquir, del monje y del yogui.
El “Trabajo” en el Cuarto Camino consiste en utilizar las circunstancias de la vida tal y como se le presentan a la persona en su propio medio, para trabajar en todos los aspectos en forma simultánea. La persona trabaja en el dominio del físico, en el desarrollo mental y en 0 la integración emocional y en el control. Y esto sólo es posible hacerlo a través de la consciencia, en combinación con el conocimiento, la voluntad y el amor, correctamente entendido. Uno debe convertirse en maestro de su propio cuerpo, mente y emociones.
El requerimiento principal del “Cuarto Camino”, de acuerdo con las enseñanzas tanto de los Sufíes como de los Casiopeos, es la comprensión. Debemos llegar a ser conscientes de tantos aspectos de nuestra realidad como nos sea posible y abstenernos de hacer algo que no podamos entender excepto a modo experimental para descubrir y entender mejor. Entre más comprendamos qué hacemos, porqué lo hacemos y cómo lo hacemos, nuestro grado de consciencia será mayor. La purificación de las emociones se puede acelerar con la comprensión.
No se requiere de la fe, tal como es entendida, en este camino. De hecho, la fe en el sentido Cristiano es opuesta. En el “Cuarto Camino”, la persona debe “verificar por sí misma el grado de verdad de todo lo que se le dice” por medio de la investigación y experiencia. Hasta que esté satisfecha, no deberá actuar movida por la “fe”. Sin embargo, la fe que se desarrolla en este camino es de un tipo totalmente diferente.
De los cuatro caminos, el menos refinado es el del faquir, como señala Gurdjieff. El faquir sabe muy poco y entiende aun menos, pero tiene un poder increíble sobre su propio cuerpo físico.
El monje apenas sabe un poco más. Es impelido por su “sentimiento” religioso y su particular tradición religiosa, así como por su fijación en la “meta” contemplada, es decir, su deseo de salvación. Tiene confianza en su sistema particular de creencias y en su maestro de preferencia (Jesús, Buda, o algún otro) y tiene confianza en que todos sus esfuerzos son “agradables a la vista de Dios”.
La manera en qué funciona todo esto resulta evidente a través del análisis de varias claves contenidas en la correspondencia citada más arriba. Carla afirma que el camino de la sabiduría “aspira a la recreación de un sentimiento de vacío” mientras que el “camino del amor aspira a un sentimiento de plenitud”. Esto nos trae de vuelta a las palabras de don Juan con relación al Depredador Cósmico:
Para mantenernos obedientes, dóciles y débiles, los predadores… ¡Nos dieron su mente!… La mente del predador es barroca, contradictoria, mórbida, llena de miedo a ser descubierta en cualquier momento.
Aunque nunca has padecido hambre… sé que tienes unas ansias continuas de comer, lo cual no es sino las ansias del depredador que teme que en cualquier momento su maniobra será descubierta y la comida le será negada. A través de la mente, que después de todo es su mente, los depredadores inyectan en las vidas de los seres humanos lo que sea conveniente para ellos. Y se garantizan a ellos mismos, de esta manera, un grado de seguridad que actúa como amortiguador de su miedo.
Las personas que escogen el “camino del corazón” están muy conscientes de que experimentan todas estas sensaciones dentro de sí mismas… contradicciones, culpa (temor a ser descubiertos en cualquier momento) y hambre. Están constantemente empeñadas en manifestar amor aun de cara a todas estas emociones negativas, para poder llenar un vacío interno. Carla nos confiesa sus propias luchas cuando dice: “Este trabajo generalmente no es ni apacible ni calmo, pero reporta un sentimiento gratificante”.
La condición usual dentro de este camino es: “Me encuentro a mí mismo en toda clase de situaciones dolorosas y miserables. Me encuentro a mí mismo sintiendo cosas negativas sobre la gente y las situaciones o bien, las situaciones mismas que se manifiestan en mi vida son negativas y dolorosas. Pero mi elección es superar todo esto por medio de la manifestación (a través de la voluntad) del sentimiento de amor hacia todas las cosas y todos los seres. De esta forma me enfoco en “la compasión y pureza de pasión, así como en la voluntad que sustenta todo esto, aspirando hacia un sentimiento de plenitud y unificación de todas las cosas”.
En otras palabras, puedo ser torturado por dentro y por fuera y todo en mis alrededores, pero aun así voy a dar amor y a sentir amor y me voy a concentrar en amasar este sentimiento de AMOR en plenitud en mi interior, ¡sin importar de que se trata!
De esta manera, ella contrarresta la “mente del depredador” al rehusarse a aceptar las contradicciones, el malhumor, la culpa, el hambre. Y, de hecho, esta es una manera de superar las “leyes”… una manera de generar la “lucha entre el sí y el no”, que con toda probabilidad producirá resultados, tal y como lo atestigua la literatura. Parafraseando a Gurdjieff:
Hablando desde un punto de vista relativo, el monje puede conseguir en una semana de ayuno, oración y concentración en la manifestación del amor, lo que el faquir consigue en un mes de tortura. Así se libera de la influencia de la mente del Depredador.
El yogui sabe considerablemente más. Tiene consciencia de la existencia de la mente del Depredador, y sabe que desea liberarse de ella. Sabe por qué desea esto, así que se aboca a sus estudios para alcanzar el conocimiento específico de la manera en que puede conseguirlo. Lo que aprende finalmente, y si hace bien sus “deberes”, es que para liberarse de las “leyes” que lo subyugan debe producir una cierta “sustancia” en su interior.
Aprende que cierto tipo de ejercicio mental o concentración de la consciencia –en concierto con cierto estado emocional– puede producir esta sustancia en un día. Por supuesto, pudiera haber necesitado la vida entera para aprender esto, el mismo periodo de tiempo que el monje ha estado empleando para la manifestación de la emoción necesaria que le faltaba al estado de consciencia.
Pero generalmente, el progreso del monje es mucho menor puesto que el yogui comienza con un maestro que ya alcanzó cierto nivel y gran parte de este conocimiento puede ser comunicado por medios prácticos con considerable ahorro de tiempo.
Así, al establecer algunas comparaciones relativas resulta que podemos ver cómo el yogui puede producir en un día lo que el monje produce en una semana y el faquir en un mes.
Pero eso es medir a todo el mundo con la misma vara. No podemos dejar fuera de la ecuación la posibilidad de que una persona ya haya “realizado la tarea” correspondiente a una de las modalidades en alguna “vida anterior”, estando entonces lista para realizar el trabajo en otra de las modalidades en el curso de la presente existencia. Quizá para Carla, esto sea así. Su apego a los rituales no lo sugiere, pero por otro lado, nadie está en posición de juzgar lo que hay entre otra persona y su “Dios”. Podríamos conjeturar que las personas que encuentran que este es el camino que les da el sentimiento más “gratificante” y que les impele con mayor rapidez, han transitado los caminos del yogui y el faquir en vidas previas/simultáneas. Para algunos, el camino del corazón podría ser la última pieza del rompecabezas de auto-integración. Y en estos casos, es precisamente el camino correcto.
Para otros, ya se transitó por el “camino del corazón”, razón por la que son propensos a enfocarse en el camino del faquir o del yogui. En el caso de otros más, ya han completado los tres caminos, por lo que evolucionan rápidamente a lo largo de las varias modalidades en el curso de una sola vida, consolidando los efectos de las varias “cristalizaciones”. Es realmente imposible para una persona juzgar una de las vías como “correcta” y otra como “incorrecta”. Cada individuo y cada situación son diferentes.
El lector que encuentre el material de estas páginas “en resonancia” o “en sintonía” con sus propios sentimientos más profundos, es posible que ya haya realizado el trabajo correspondiente a las vías del faquir, monje y yogui, y se encuentre ahora buscando la síntesis y la aplicación práctica enfocada hacia la integración de su estado de consciencia.
En el Cuarto Camino, de acuerdo con Gurdjieff y los textos Sufíes relativos al tema (a pesar de que estos son deliberadamente “oscuros”), el buscador tiene consciencia de los otros caminos, sabe que hay sustancias específicas que se deben producir en el cuerpo, sabe que se pueden producir al cabo de un mes de tortura, una semana de oración y ayuno, o un día de ejercicios mentales, pero también sabe que hay otra manera de producirlas: El Cuarto Camino, si bien no necesariamente me refiero al Cuarto Camino exactamente como lo explican Gurdjieff y Ouspensky.
¿A qué nos referimos?
Al estudiar la historia de los fenómenos religiosos, paranormales y extrasensoriales, uno se percata de algunas conexiones extrañas.
Hay faquires y yoguis que pueden controlar sus funciones corporales hasta extremos que superan el entendimiento común. Pueden ralentizar su metabolismo, controlar el ritmo cardíaco, producir calor o frío extremos, levitar, correr durante días sin detenerse, bilocarse, y manifestar la presencia de objetos con el poder de su mente. Hasta he escuchado que algunos entraron en un profundo estado de meditación en presencia de sus estudiantes o discípulos, y de repente, simplemente desaparecieron en forma instantánea en medio de un cegador destello de luz, ¡para no volver a ser vistos jamás! Obviamente se han podido desembarazar de la influencia de alguna de las “leyes” de la 3ra densidad en mayor o menor grado. Al mismo tiempo, uno puede leer las crónicas de santos cristianos que han realizado las mismas cosas. Hay chamanes que dan evidencia de logros similares, lo mismo que algunos practicantes de varias formas de “magia” ritual. De este modo, podemos ver a través de estas “señales de carretera” que efectivamente HAY una cierta correlación, tal y como lo sugirió Gurdjieff.
Luego tenemos el caso de los “milagros anómalos” que parecen ocurrir de forma espontánea. En tales casos es común encontrar algunas referencias recurrentes al ADN, es decir, una relación entre el ámbito paranormal y la genética. Una y otra vez escuchamos decir a alguna persona capaz de manifestar cierto tipo de “poderes extraños” cosas como “heredé la visión de mi tía, o abuela, madre, tío”, etc. Y no siempre se trata de la “visión”: hay muchos otros “poderes” que se manifiestan con este comentario.
Además, está la curiosa conexión entre el sistema endocrino y los fenómenos paranormales. Muchos estudios serios del fenómeno de tipo “poltergeist”, señalan que muy a menudo –si no es que siempre– se manifiesta en la presencia de un niño en etapa de la pubertad o una mujer sexualmente “fluctuante”, incluyendo aquellas que están en una u otra etapa de la menopausia. Las hormonas producidas por el sistema endocrino juegan un papel importante en la activación o desactivación del ADN.
Una cosa me resulta clara luego de todos estos años de estudio: el fenómeno paranormal, bien se trate de sanación, manifestación de materia, bilocación o cualquiera otro, prácticamente no guarda ninguna relación con el nivel de espiritualidad de la persona. En mi trabajo de investigación me fue posible encontrar un grupo familiar consanguíneo con la habilidad de “detener el flujo de la sangre” con el toque de la mano, a pesar de que casi la totalidad de sus miembros eran alcohólicos, promiscuos, abusivos hacia su pareja o los niños y, en general, lo que uno consideraría como individuos éticamente deficientes. No obstante, algunos miembros de la familia tenían este interesante “poder” y a menudo los llamaban vecinos o amigos para salvar vidas, ¡aun si había que arrastrarlos fuera de un bar en estado de completa embriaguez!
Otra cosa curiosa es que las variadas notaciones del fenómeno psíquico comienzan después de un trauma severo en la cabeza, o de un fuerte choque eléctrico. La corriente eléctrica puede alterar el ADN al afectar la permeabilidad de las membranas o al alterar el balance o composición de los neurotransmisores, y de este modo “activar o desactivar” el ADN. (Más adelante profundizaré en este detalle técnico para que el lector pueda realmente aplicarlo a su vida en situaciones individuales.)
Tal parece que lo que se “sitúa” entre los mundos físicos y etéreos, o entre la 3ra y la 4ta densidad, y que se refleja en nuestra consciencia, es nuestro ADN. Parece ser el “interfaz” o “sistema operativo” que determina qué tanto, qué tan bien y qué tan completamente se pueden manifestar nuestras almas por medio del instrumento de nuestros cuerpos, en la realidad de la 3ra densidad. Algunas prácticas, que podríamos llamar “éxtasis”, y que incluyen los tres caminos discutidos anteriormente, tienen efectos en la corriente eléctrica del cuerpo así como también en los químicos, incluyendo hormonas y neurotransmisores, según se ha demostrado.
A menudo se ha observado que tan sólo 2% de nuestro ADN está involucrado en la codificación de proteínas que construyen nuestro cuerpo. Al resto se le llama “basura”. Existen teorías sobre por qué esto es así, incluyendo la teoría del “Gen Egoísta” ¡en donde se postula que los seres humanos son simplemente construcciones creadas por el ADN con el propósito de propagar ADN!
Otra cosa que se ha observado es que parece que solamente utilizamos del 5 al 10% de nuestros cerebros –y también hay muchas teorías sobre el porqué esto es así. Quisiera sugerir que hay una conexión.
Entonces, tenemos una curiosa serie de factores con los que tratar y que parecen apuntar en la dirección de que el ADN es mucho más interesante y misterioso de lo que hubiéramos pensado.
Por un lado tenemos dichos “poderes” transmitidos naturalmente, y por el otro tenemos a personas que pueden involucrarse en alguna actividad que temporal o permanentemente cambia algo en su fisiología con el resultado aparente de la liberación de las leyes de la 3ra densidad. El único problemas es, según mencionado más arriba, cuando el cambio no ocurre “de forma general”, por así decirlo. Simplemente se convierte en un “punto en la pantalla”; una aberración, una señalización de que algo está sucediendo, pero que no tiene valor práctico sin el conocimiento de la aplicación en los “cuatro cuerpos”, por así decirlo. El siguiente extracto de las transcripciones Casiopeas se volverá importante mientras continuamos con la historia. La discusión fue sobre cómo los “Símbolos de la Realidad” se manifiestan en el cuerpo como dolor físico relacionado con algún desorden patológico.
10-10-98
R: Cuando uno recibe un mensaje de dolor… ¿Podría ser simbólico de un avance potencial de neo-fisicalidad?
P: (L) He conocido a muchas personas que tenían dolores, y tan sólo eran personas infelices.
R: ¿Pero por qué infelices? Piensa, querida… y recuerda, tu consciencia opera en cuatro niveles, ¡no sólo uno! Cuerpo físico, consciencia, cuerpo genético y cuerpo espiritual-etéreo.
P: (L) ¿Estos son los cuatro compuestos de la manifestación humana en la tercera densidad?
R: 3ra y 4ta. Uno se maneja a sí mismo, a través de acciones físicas, así como también psíquicas, para desarrollar estos “problemas” cuando uno se está preparando para “subir un peldaño”.
Recordemos lo que dijo Ouspensky:
Los cuatro Caminos son formas de liberación de leyes innecesarias. Te pueden mostrar el Camino… pero debes trabajar tú mismo. La mayoría de las leyes que tenemos que obedecer son el resultado de nuestro sueño y de nuestra inconsciencia. Cada paso que damos para volvernos más conscientes nos libera más.
Supongamos que un hombre está satisfecho con la vida mecánica, entonces se desconecta de influencias superiores [que podrían enseñarle cómo despertar] y sólo recibe influencias [de niveles inferiores, incluyendo sus propias inclinaciones].
Con seguridad está en una posición peor que un hombre que recibe influencias de mundos superiores. Muchas influencias pueden ser recibidas mecánicamente, pero muchas otras necesitan esfuerzo… [Énfasis mío.]
Entonces, todo parece centrarse alrededor del estar en contacto con “influencias superiores”. Ya hemos hablado de la prolífica cantidad de canalizaciones que están ocurriendo en el planeta, incrementándose en volumen y variedad diariamente.
Y hemos estado hablando sobre el hecho de que algunas, si no es que todas, son efectivamente “influencias” de niveles inferiores. A lo que me refiero con esto es lo que llamaría coloquialmente la diferencia entre comunicaciones con un tipo muerto y verdaderas fuentes de densidades superiores.
¿Por qué hago tal distinción? ¿Qué un tipo muerto no es un alma de “quinta densidad”? ¿Las comunicaciones de tipos muertos no son efectivamente comunicaciones de quinta densidad? ¿Eso no los hace “superiores”? ¿Qué tal las comunicaciones de seres de 4ta densidad? Claramente, son “superiores”.
Bueno, esto es una parte del problema de tomar consciencia y de “escoger” bajo cual influencia queremos estar, ¡y no es tan fácil como uno pudiera pensar!
Como ya lo he mencionado, hasta donde sé, el concepto de 4ta densidad había sido mal definido hasta la llegada de Ra por medio de Elkins, Rueckert, y McCarty. Sí, Gurdjieff definitivamente hablaba de ésta, y se piensa que su conocimiento se derivó de antiguas escuelas de misterios secretos de Asia Central. Pero también parece que sus extrapolaciones de éste pueden haberle dado un cierto “giro”.
Mi propia idea sobre ello, después de discutirlo con mi esposo Ark, es que las numerosas diferencias en lo que Gurdjieff decía y hacía, analizando sus escritos y charlas sobre sus experiencias, indican que es muy probable que en realidad Gurdjieff estaba “experimentando” con medios para que personas de cultura occidental se abriesen a comprensiones más elevadas que pudieran acomodarse a sus estilos de vida. Incluso puede ser que recibió un mandato para hacerlo, o tal vez simplemente haya sido idea suya.
Sin embargo, previo a las ideas sobre densidades, realmente no había muchas opciones sobre la existencia: era física o astral; muerto o vivo; en el cuerpo o fuera del cuerpo; Tierra o Cielo/Infierno. Esas eran las opciones. Cuando morías aquí en la Tierra, sólo tenías la opción de ser “etéreo” o “astral”, o algo similar. Estabas “en el espíritu” o “en el cuerpo”.
Claro, no podía ser exactamente así de simple. Del mismo modo en el que hay distinciones económicas y de clase aquí en la Tierra, toda una plétora de fuentes diseñan intrincados y elaborados sistemas de “niveles y etapas” de avance a través de los reinos astrales. Helena Blavatsky, Rudolf Steiner, Alice Bailey, y otros a lo largo de la historia, han añadido interminables permutaciones a estos planos, sub-planos y sistemas de jerarquía.
¡Estas explicaciones parecen haber sido creadas en respuesta a la creciente toma de consciencia de que había algo sospechoso en el “otro mundo”! Mientras a todos les gustaba pensar que cuando morías de repente eras subido al Cielo para sentarte con Dios o Buda o quien sea; o descendías al Infierno sin la posibilidad de enfriarte los talones, fue cada vez más aparente que esto podría NO ser un hecho. Las numerosas voces que se escuchaban desde el “mundo espiritual” dejaron muy claro que existía una actividad MUY complicada fuera del alcance de la percepción y la comprensión humanas.
Y parte de ella resultaba verdaderamente desagradable.
Entonces los planos y sub-planos, planos causales y planos medio-causales fueron entregados a la humanidad como la solución para este problema. Ahora la clave consistió en determinar con qué NIVEL de entidad estaba uno comunicándose, para poder determinar la validez o utilidad de la información. Naturalmente, una vez definida dicha jerarquía, ¡El espíritu conocedor inevitablemente declaraba su afiliación con los niveles más elevados!
En cierto punto de la confusión un gran paso ocurrió en la historia de la canalización: Set. Michael Topper escribe sobre Set:
Lo que hizo al material de Set tan notorio, y lo que le permite ser válido hasta la fecha, tiene mucho que ver con la canalizadora Jane Roberts que – junto con el texto canalizado– narró una crónica continua de su propia lucha interna con todo el fenómeno de la canalización, así como también el contenido de este material.
La calidad uniforme, la consistencia e integridad de las enseñanzas de Set, las cuales perduraron varios años (comparadas con varias fuentes efímeras actuales) se debieron en gran medida a la extrañeza y desconocimiento de dicho modo que visitara cualquier consciencia en aquella época “temprana”, encontrándose con una personalidad racional e inteligente, crítica e inicialmente bastante escéptica.
Como la misma Roberts afirma desde una perspectiva de experiencia, fueron en efecto las profundas reservas iniciales que acompañaron a su reacia participación en un fenómeno tan extremo, las que mantuvieron la estabilidad, y por lo tanto, ayudaron a mantener la comunicación alineada firmemente entre los escollos del egoísmo, por un lado, y la estrechez de la racionalización por el otro.
Como cualquiera debería saber, existe un universo de diferencia entre estas sesiones cuidadosamente controladas, peinadas y limpiadas, y la inmoderada impetuosidad de obras modernas recopiladas en el intervalo de tiempo desde la Llamada de Set, en donde el rasgo principal de estos libros recientes parece ser la Misma canalizadora, mostrada espléndidamente en las páginas fotográficas, esquivamente subtituladas “de la niñez a la madurez adulta presente” (en la cual, poniéndose una gorra de alcornoque piramidal en un momento de puro capricho, el sujeto repentinamente se convierte en un Anfitrión Fortuito para cierta entidad materializada, ¡quien clarifica de forma servicial las cosas desde el inicio al anunciar su Iluminación![3])
Considerando el material de Set como un todo, podemos recomendarlo gracias a su gran virtud (dada por hecho ahora, pero bastante única en su época), de que introdujo la importante clave de probabilidad en el campo de la realidad psicológica. Antes de esto, la idea consistía exclusivamente en un fenómeno abstruso de la física, que sólo ocurría en el nivel del indeterminismo de Heisenberg, describiendo la “posición” y la velocidad de los electrones”.
Este concepto, introducido por Set, hizo posible que la humanidad liberara a la mente material de su fijación sobre condicionamiento causal rígido e hipótesis determista de acción… La discusión de Set sobre la multidimencionalidad y la conexión de los caminos probables de la navegación consciente a través del estado vigilia-sueño sirvió para mover el fulcro del poder hacia el presente psíquico, ayudando así de golpe a aflojar las abrazaderas mentales de una psicología del comportamiento dominante y a realizar una corrección demorada por mucho tiempo sobre el énfasis religioso-espiritual del karma o la irresistible presión de acciones pasadas, condicionamiento mnemónico, etc.
En este sentido el material de Set cumplió su propósito admirablemente; y ese propósito fue ayudar a la consciencia a dar un gran paso, el paso necesario hacia una Etapa completamente nueva de progreso y desarrollo espiritual. [(Topper, “Channeling, UFOs And The Positive/Negative Realms Beyond This World”, https://cassiopaea.org/forum/index.php?topic=1256.0)]
Habiendo pasado mucho tiempo tratando con adherencias de espíritus, posesión espiritual, obsesión y padecimientos relacionados, les puedo asegurar que las entidades del otro lado pueden mentir y lo HACEN. El Dr. William Baldwin, escribe:
Los espíritus parasitarios no requieren del permiso del anfitrión. Esto parece ser una violación del libre albedrío. También parece refutar la noción popular de que cada persona es totalmente responsable de crear su propia realidad y que no hay víctimas. El conflicto aparente se origina en las definiciones de permiso y elección derivadas del libre albedrío. La ignorancia y la negación de la posibilidad de interferencia de espíritus, no es defensa en contra de las adhesiones de espíritus. Creer o no creer en la existencia de las entidades intrusas no guarda ninguna relación con la realidad de estos seres y su comportamiento.
Por negación e ignorancia, la mayoría de las personas no les niegan el permiso a estos intrusos no-físicos. Los seres soberanos e individuales tienen el derecho de negar cualquier violación o intrusión de otro ser. Con conocimiento limitado, si es que lo hay, y percepciones distorsionadas sobre la naturaleza del mundo de espíritus, la realidad no-física, muchas personas se quedan abiertas y crean su propia vulnerabilidad como parte de la creación de su propia realidad. Está de moda entre los muchos entusiastas de la “Nueva Era” el tratar de canalizar algún poder superior, un maestro espiritual que use el mecanismo de voz de cualquier persona que quiera hablar “palabras de sabiduría”. Algunos usan terminología como “por mi bien superior” cuando llaman a un espíritu para la canalización. Esta actividad constituye el permiso y la bienvenida para un espíritu desencarnado. Los que se identifican como “maestro” e “instructor” y calificativos como “por mi bien superior” constituirán afirmaciones hechas por las entidades como identificaciones, cualidades o atributos de un valor personal.
… Usualmente el anfitrión no es consciente de la presencia de espíritus parasitarios. Los pensamientos, deseos y comportamientos de una entidad parasitaria son experimentados como los propios pensamientos, deseos y comportamientos de la persona. Los pensamientos, sentimientos, hábitos y deseos no parecen extraños si han estado presentes por un largo tiempo, incluso desde la niñez. Este es un factor principal en la extensa negación del concepto y la falta de aceptación del fenómeno de la interferencia de desencarnados y espíritus parasitarios, obsesión o posesión.
En la mayoría de los casos, una persona sólo puede experimentar y reconocer la realidad de la condición hasta después de que la entidad parasitaria haya sido liberada.
La comprensión puede llegar algunos meses después de la sesión de liberación, cuando la persona nota la ausencia de una actitud, un deseo, una adicción o comportamiento familiar. Los síntomas provocados por espíritus parasitarios pueden ser muy sutiles. Un espíritu parasitario puede estar presente sin producir ningún síntoma perceptible.[…]
Una persona viva puede tener docenas, incluso cientos de espíritus parasitarios, ya que no ocupan un espacio físico. Ellos pueden adherirse al aura o flotar dentro del aura fuera del cuerpo. Si alguna parte del cuerpo del anfitrión tiene una debilidad física, el espíritu puede atacar en esa área debido a una debilidad o a una herida en el cuerpo físico correspondiente del espíritu antes de su muerte. Un espíritu puede alojarse en cualquiera de los chakras del anfitrión, atraído por la energía particular del chakra o de las estructuras físicas de ese nivel del cuerpo.[…]
La influencia mental, emocional y física de una entidad parasitaria puede alterar el camino original de las opciones y oportunidades kármicas del anfitrión. Puede trastornar la línea de vida planeada al acelerar la muerte o prolongar la vida, y de este modo interferir con cualquier punto de salida específico. Una entidad del sexo opuesto puede influenciar la preferencia y orientación sexual. Una entidad parasitaria puede influenciar la elección de la pareja matrimonial y la elección de una pareja para una aventura extra-matrimonial.[4]
Ciertamente parece que esto sucede con bastante frecuencia. Baldwin sugiere que el número de personas que sufren una o más “invasiones”, en cualquier momento, ¡¡¡es cerca del 100%!!! Me asombré bastante cuando leí esta cifra. De hecho, cuando comencé a experimentar con las técnicas de tipo terapéutico, tenía muchas dudas. Parecía demasiado inverosímil y loco, incluso con mi enfoque mental abierto que tenía ante la realidad.
Entonces, a manera de experimento, comencé a usar la técnica de “diagnosis diferencial” con sujetos que aceptaron participar en una “terapia experimental”, pero sin mencionar ningún detalle en absoluto en cuanto a las implicaciones. Pienso que más o menos esperaban algo dramático en vez de una pequeña serie de preguntas diseñadas habilidosamente para revelar la presencia de entidades parasitarias. Y en el momento que cambiaba a las preguntas diseñadas para identificar espíritus parasitarios, me aseguré de hacerlo de una forma sutil, “sepultando” las preguntas en otra serie de preguntas inocuas. Ciertamente no quería “contaminar” mi experimento, ¡así que tenía mucho cuidado! Si esta idea era una teoría falsa, ¡estaba decidida en descubrirlo!
Bueno, los resultados no fueron nada menos que asombrosos. Caso tras caso, había espíritus parasitarios, normalmente más de uno. ¡Lo más sorprendente de esto fue que la terapia de liberación funcionaba de manera asombrosa! Problemas que habían perdurado con terapias de hipnosis estándar, utilizando sugerencias repetidas y/o sugerencias post-hipnóticas, (que algunas veces funcionaban y otras no) virtualmente desaparecían casi instantáneamente con la liberación de la entidad parasitaria.
En un par de casos, individuos que estaban en matrimonios que eran altamente insatisfactorios e incluso miserables, pero que no habían podido liberarse porque “al pensarlo se debilitaban”, o “discutían consigo mismos” sobre la conveniencia de irse, de repente se liberaron de esos miedos, co-dependencias, etc. En un par de sesiones fue establecido que el sujeto había sido invadido en un momento oportuno por una entidad que quería ese matrimonio, ¡y que la entidad parasitaria había influenciado al sujeto para casarse con esa persona en primer lugar! Cuando la persona “núcleo”, o anfitrión trataba de dejar la relación, tomaba lugar una gran lucha interna, impidiendo que los deseos del anfitrión prevalecieran. Esto siempre era percibido como las propias dudas del sujeto.
Malestares físicos, miedos y fobias, adicciones e “irregularidades de la personalidad” de diversos tipos, ¡fueron disueltos casi por acto de magia! ¡Estaba completamente asombrada! No sólo eso, ¡sino que tuve que hacer de lado todas mis ideas de que los niños estaban “protegidos” contra esa infección “por su inocencia” mientras se hacía más y más evidente que muchas invasiones sucedían durante los traumas ordinarios de la infancia!
Pero el punto es que ¡esto debe de ser parte de la verdadera condición de la prisión de la humanidad! Como menciona Balwin arriba:
En negación e ignorancia, la mayoría de las personas no niegan el permiso a estos intrusos no-físicos… Muchas personas se quedan abiertas y crean su propia vulnerabilidad como parte de la creación de su propia realidad.
En negación e ignorancia… crean su propia vulnerabilidad como parte de la creación de su propia realidad.
¡Qué concepto!
Odio tener que admitirlo, pero estas palabras se aplicaron a mí por un largo, largo tiempo. De hecho, se aplican a todos nosotros, de una manera u otra y ese es el motivo por el que les voy a narrar algunas historias sobre mi “toma de consciencia” Estas fueron interacciones complejas con varias personas, y en varios momentos, todos los involucrados tuvieron las mismas oportunidades para tomar consciencia y tomar decisiones como resultado de esta consciencia. Veremos cómo se presentaron estas opciones y cómo funcionaron en los Símbolos de la Realidad, y veremos cuáles fueron los Frutos de las diversas elecciones.
Cuando terminemos estas historias, esperamos que haya una comprensión muy clara sobre cómo “leer los signos” y cuáles pueden ser los posibles resultados, aunque cada persona tendrá su propia idea de cómo responder a las “lecciones” y lo que es un “resultado deseado”.
Como he relatado hasta cierto punto en Gracia Asombrosa, el descubrir el “Verdadero Significado” de nuestra existencia –o incluso sólo MÍ existencia ya que, hasta donde puedo decir, todo lo demás es una ilusión– ha sido la motivación detrás del proceso interno y externo durante toda mi vida.
En cualquier momento, al participar en cualquier actividad, lo hacía siempre con la idea de que debía de aprender algo sobre Dios. Incluso cuando estaba en la etapa de ateísmo total, era un “experimento”. De joven estudié Wicca y diversas formas de chamanismo, magia ritual, etc. Era muy precavida con respecto a la experimentación material con ese tipo de asuntos, prefiriendo estudiar más y comparar, así que pienso que me ahorré muchos de los sufrimientos que había observado en otras personas que no tomaban las mismas precauciones con respecto a la práctica.
Entremezclado con estos estudios estaba, por supuesto, el trasfondo religioso de mi familia (el cual me habían inculcado desde muy pequeña), siguiendo una larga línea de predicadores y estudiosos de religión. Esta influencia era muy fuerte, así que cada vez que terminaba un estudio en particular que había mostrado ser, en efecto, sólo un “fragmento de la respuesta”, mi inclinación programada era regresar a este camino religioso que me era familiar hasta que otro estudio llamara mi atención. Esto significa que los numerosos años de estudio y dedicación al conocimiento fueron marcados por periodos del Camino del Monje. Como adolescente, incluso soñaba con ser monja “cuando fuera mayor”. Parecía experimentar una fluctuación entre un frío análisis cerebral y una búsqueda apasionada de una “relación emocional íntima con Dios.” Lo curioso era que podía entrar en ambos estados con la misma pasión y dedicación.
Conozco bien la agonizante lucha de “enfocarse en la compasión y pureza de pasión, así como en la voluntad… aspirando hacia un sentimiento de plenitud y unificación de todas las cosas.” Visceralmente entendía el “seguir el amor en el momento presente, la apertura del corazón hacia las oportunidades de cada momento y el potencial de amor en cada circunstancia.” Y también experimenté que “esto generalmente no es pacífico o apacible.” También sé lo que es alcanzar un nivel más elevado o menor y lo que le cuesta a la mente y al cuerpo. Le tengo gran aprecio a este camino.
Pero soy una persona práctica, y el encontrar una fusión equilibrada entre el intelecto y las emociones ha sido mi lucha particular. Realmente he controlado el impulso de “dar hasta que duela,” de “dar todo lo que tengo a los pobres” y de sacrificarme de diversas formas como una mártir. Para mí, es mucho más difícil que someter todas mis emociones a una sola para desarrollar voluntad emocional.
Como escribí en Gracia Asombrosa, en cierto momento de mi vida decidí que este “camino del corazón” era, de hecho, el camino para mí y lo acepté totalmente. Tenía 30 años y estaba bastante cansada de buscar a Dios en el conocimiento; o al menos no estaba llegando a nada que me dejara satisfecha, así que las insistencias de mi (ex) esposo para que “regresara a Dios” a la manera anticuada y fundamental, eran como un ancla llamándome para que “fuera y descansara”. Entonces, para decirlo de modo directo y claro, me tiré de cabeza en el viaje de la fe.
Ya que no soy de las que dejan algo a medias, dejé a un lado el pensar, dejé a un lado todo el conocimiento y en esencia me rendí voluntariamente y por elección propia ante la creencia de que la “fe me llevaría a casa.” Para exponer qué tan efectivamente lo logré, compartiré un evento gracioso.
En los primeros días de esta “zambullida”, estaba sentada en la iglesia con mi (ex) esposo e hijos. Estaba observando el orden del servicio, el estar de pie, el sentarse, los cambios de página, el cantar de las alabanzas, el arrodillarse, el orar y demás. De repente me di cuenta, debido a mi entrenamiento como hipnoterapeuta, que todo este proceso era un tipo de hipnosis. Al estudiar hipnosis masiva o de grupos, nos enseñaron lo que se llama la “Serie de sí”. La serie de sí está diseñada para poner a las personas bajo trance moderado, para regular la función cerebral y para hacerlas receptivas a la intensificación del trance y a las sugerencias posteriores. Esto se logra al hacer que un grupo de personas conteste “sí” a una serie de preguntas, o al conseguir que cumplan con una serie de peticiones inocuas. Mientras lo hacen, “entregan su voluntad” a la persona que hace la petición.
Para los oradores “carismáticos” esto funciona planteando deliberadamente varias preguntas consecutivas (al menos tres), con las cuales están seguros que todos, o casi todos, estarán de acuerdo. Por ejemplo, un político puede comenzar el discurso de su campaña con estas tres preguntas:
¿Están cansados de impuestos altos?
¿Están hartos del crimen y la violencia en este país?
¿Están todos cansados de gastar su dinero ganado con arduo trabajo y cobrar cada vez menos semana tras semana?
Difícilmente alguien estaría en desacuerdo con cualquiera de estas preguntas. Pero, al estar de acuerdo con éstas, al decir, “sí” tres veces consecutivas –incluso si sólo lo hace mentalmente– ¡la primera etapa de la inducción ha sido completada!
Entonces, ahí estaba yo, dándome cuenta que lo que se hacía en esta iglesia –y en las iglesias alrededor del mundo y a través de los siglos– era hipnotizar a la gente. Entonces, ¿qué pensaba acerca de esto? Bueno, ya que había decidido “zambullirme”, ¡decidí que estaba bien, ya que era hipnosis para una BUENA causa! ¡Sí, sí! ¡Esa soy yo hablando! ¡Cuando hago algo, voy hasta el final!
Inmediatamente mi vida comenzó a desmoronarse.
Claro, al estar comprometida con este camino, significaba que la única interpretación para este fenómeno de mi vida que se iba al Infierno, cuando trataba de llegar al Cielo, era pensar en ello como una “prueba de mi fe”. Ya que de ningún modo era una desertora, no iba a permitir que cosas como el deterioro de mi salud física, el sufrimiento sostenido y la muerte de un ser querido, o un desastre financiero continuo me detuvieran. ¡No señor! Ayuné, oré, y discipliné mis pensamientos y emociones con un objetivo en específico: “enfocarme en la compasión y pureza de pasión, así como en la voluntad… aspirando hacia un sentimiento de plenitud y unificación de todas las cosas… siguiendo el amor en el momento presente, la apertura del corazón hacia las oportunidades de cada momento y el potencial de amor en cada circunstancia.”
Cuanto más problemas me enfrentaban, más sufría, más era atacada por dentro y por fuera, más se fortalecía mi determinación. Incluso me negaba a preguntar “¿Por qué?” Leí el libro de Job una y otra vez para reconfortarme al saber que al menos no estaba sola en mi sufrimiento. Regularmente buscaba experimentar de manera vicaria los sufrimientos de Cristo en la cruz para que, por medio de la comparación, ¡nada de lo que pudiera experimentar pudiera ser considerado sufrimiento! Las ofensas no las tomaba como tal, intencionales o no; justificaba, amaba y reconfortaba mis heridas transformándolas con el crisol de mi sufrimiento en un amor puro y apasionado por Dios, por Jesús, y por toda la humanidad.
Es fácil hablar acerca del sufrimiento de una manera abstracta. ¿Pero realmente que significaba? El sufrimiento es relativo. El viejo dicho, “lloré porque no tenía zapatos hasta que conocí a un hombre que no tenía pies,” se aplica aquí. No quiero relatar la escena entera, así que la resumiré:
Estuve enferma en 1980 con una fiebre que me dejó las válvulas del corazón dañadas. En 1984, el trabajo físico que realizaba para dirigir una casa y tres hijos, el cuidar a mi abuela y un negocio fallido, pusieron demasiada presión en mi corazón, que estaba a punto del colapso cuando me enteré que estaba embarazada de mi cuarto hijo. Sólo para aclarar las dudas de aquellos que dirán “¿qué no sabes qué provoca el embarazo?” permítanme añadir que caí embarazada mientras tomaba anticonceptivos.
El estar en el viaje de la fe, por supuesto significaba que mi elección era sacrificar cualquier consideración de salud por el bien de mis hijos.[5] Mis riñones comenzaron a fallar y el daño residual de dos lesiones en la espalda, que ocurrieron cuando era adolescente, empezaron a manifestarse. (Me lesioné seriamente la vértebra lumbar mientras patinaba y la segunda fue una lesión pélvica/sacra que ocurrió debido a una caída mientras montaba un caballo.) En mis tres embarazos previos, recibí cuidados competentes porque me lo podía permitir. Pero ahora sólo tenía acceso al cuidado mínimo debido al deterioro de mi estado financiero.
En aquella época, también nos asedió un tipo de “aparición”, que mi hija pequeña percibía como un “lagarto fuera de la ventana”, y podíamos sentir “lugares fríos” en la casa así como también “ver” por el rabillo de nuestros ojos. En retrospectiva, había muchas pistas que apuntaban a un tipo de actividad de “abducción”, aunque esto no formaba parte de mi conocimiento en aquellos tiempos.
En medio de esta situación, el cáncer de mi abuela que había estado remitiendo por 11 años, se convirtió en metástasis. Físicamente era incapaz de hacerme con todo lo que cargaba sobre mis hombros, pero de alguna manera lo hice de todos modos. (Recordando, ¡realmente no tengo idea de cómo lo hice!) Estaba exhausta todo el tiempo, lidiando con la pre-eclampsia, diabetes gestacional, un corazón que quería “funcionar a la inversa” varias veces al día, tres hijos pequeños, un esposo deprimido que se preguntaba qué hacer con la situación financiera, y una abuela a punto de morir que fue más que una madre para mí.
Mientras tanto, nuestra anterior socia de negocio, mi propia madre, en quien habíamos depositado toda nuestra confianza, y que tenía bajo su control todos nuestros bienes financieros, vació nuestras cuentas bancarias, sobrecargado nuestras tarjetas de crédito, ¡¡y ahora nos demandaba para renunciar al derecho de propiedad de nuestra propia casa!! ¡Y lo hizo! Para conocer todos los detalles de esta situación, sólo puedo sugerir que lea Gracia Asombrosa.
Habiendo llegado en un punto a lo largo del camino –del cual la mayor parte se difumina en mi memoria debido al horror de toda la situación – tuve lo que llamo mí “paseo en bote a Damasco”.
Estábamos trayendo nuestro bote comercial de pesca desde su embarcadero que se encontraba a 65 kilómetros más o menos de donde vivíamos, para ponerlo a la venta en una dársena para botes. Debido a nuestra agenda, hicimos el viaje de noche. 65 kilómetros no es mucho en automóvil, pero un bote comercial de pesca no alcanza los 95 Km/h, así que fueron varias horas de viaje. Yo manejaba mientras mi (ex) esposo estaba en la cubierta atento a cualquier obstrucción.
Estaba sola en la cabina de piloto con nada más que el destello rojo del panel de instrumentos y la leve vibración del motor de diesel bajo el suelo. Este viaje fue como una confesión de que todo estaba “mal”. Estaba luchando con mis heridas, mi ira y mi desconcierto, orando fervientemente para poder entender, y para que la compasión y el amor llenaran mi corazón a pesar de la aparente situación desesperada en la que me encontraba.
Quería llenarme con el Amor de Dios. Quería subsumir toda la experiencia en esa devoción única que trae la “paz que sobrepasa el entendimiento” Una y otra vez repetía “¡ayúdame Dios! ¡Ayúdame!” La agonía de la lucha era más profunda de lo que la mente puede sondear o las palabras pueden expresar. El Apóstol Pablo describe en Romanos 8:26 : “… por que no sabemos qué oración ofrecer ni pedir como conviene, pero el Espíritu Mismo intercede por nosotros y responde a nuestras súplicas y pide por nosotros con anhelo indecible y con gemidos demasiado hondos para ser articulado”
Bueno, el comienzo de ese versículo dice: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad…”
Lo que sucedió después fue una sensación de calor en aumento en el plexo solar, acompañado por un zumbido en mis oídos que pronto se convirtió en un tipo de “¡explosión inaudible!” La única forma en la que puedo describir esto sería como estar completamente sordo, parado entre dos enormes gongs chinos mientras estos se entrechocan al mismo tiempo. Fue una resonancia desde lo profundo del alma con cierto tipo de sonido interno, rítmico, largo y lento que descendió sobre mí alrededor como una nube cálida y reconfortante. Y había una voz; no audible, y realmente no estaba “en mi cabeza”, por así decirlo, pero sin embargo era una voz, que era supremamente rica y extáticamente amorosa.
“Tú SABES que te AMO, hija mía” dijo la voz. “Pero hasta que apartes la oscuridad que está entre nosotras, no puedo hacer nada.”
Las palabras hicieron vibrar cada célula de mi cuerpo a una profundidad del ser que es imposible describir.
“¿¡QUÉ?!” contesté entre lágrimas. Mi mente recorrió todos los aspectos de mi vida. Como el momento proverbial antes de la muerte cuando todas las acciones de una persona pasan frente a sus ojos, revisé cada faceta de mi existencia, enumerando todas las formas en las que había intentado hacer sólo la voluntad de Dios. No pude encontrar un solo incumplimiento de este “contrato” en donde uno podría pensar que el mal formaría parte del cuadro. En cierto modo, estaba esquematizando todo esto como en un tipo de “petición legal” en mi mente.
En ese momento llegó una respuesta, aunque no en palabras. Era una película en mi mente/alma/consciencia. Mostraba a mis hijos en una serie de viñetas que hizo surgir el profundo amor y la devoción que les tengo, y el propósito se hizo evidente, debía comprender que el amor por mis hijos, aunque fuera tan grande, simplemente era un amor “humano” y no podía, de ninguna manera, igualar el amor del Creador por su creación. Y fui imbuida con este amor. Era consolador y cálidamente amoroso a un nivel que es imposible expresar con palabras.
Entonces la escena cambió y se me mostró a mis hijos siendo prevenidos sobre un hormiguero; que debían dejar en paz a las hormigas y no “jugar en la tierra” del hormiguero. Pero, como lo haría un niño, su curiosidad por el hormiguero los atrajo, y su falta de conocimiento sobre las hormigas se unió a su temeridad, su ingenua valentía provocó que comenzaran a saltar sobre el hormiguero sólo para ver qué sucedería. El resultado fue que de repente se cubrieron de hormigas, mordiéndolos y picándolos y corrían hacia mi gritado para que los liberara de las hormigas.
Entonces, ahí estaba yo, consolándolos y apartando las hormigas, y explicándoles que podía quitar las hormigas y poner ungüento en las mordeduras para aliviarles el dolor, pero no sería nada bueno que no hubieran aprendido algo de la experiencia con las hormigas, y ciertamente, nunca olvidarían qué se siente al ser mordido por las hormigas. Habría cicatrices en la piel, y con seguridad quedarían cicatrices en la mente.
Bueno, ¡realmente no veía como se relacionaba mi vida con niños jugando en un hormiguero! “¿Qué significan las hormigas?” pregunté. “¿Qué es el mal en mi vida?”
Y la voz regresó, esta vez con un tono de severidad combinado con aflicción: “¡Aprende!”
Y reverberó hasta quedar todo en silencio mientras volvía a percibir el sonido del motor. Todavía sentía esa gran infusión de amor que había llegado en la primera parte de la “interacción”. La llamo así porque difícilmente fue una visión en términos estrictos; algo de una naturaleza visionaria sucedió.
Por semanas me sostuvo este amor, y ciertamente lo necesitaba.
Mi abuela murió dos semanas después de que el alguacil entregara la orden de desahucio que decía que la hipoteca había sido embargada y teníamos que desalojar la casa que le perteneció por 40 años, cuya propiedad había transferido a mi nombre que yo a su vez fié a mi madre con “propósitos tributarios”, a su nombre. (Los impuestos eran más bajos ya que ella podía reclamar más desgravaciones.)
Mi abuela murió tanto por el corazón roto debido a la traición de su hija (mi madre), como por el cáncer.
Efectivamente, estábamos sin hogar y quebrados. Teníamos una propiedad, pero no estaba terminada y se localizaba en la zona suburbana lejos de todo. Podríamos haberla vendido y usar el dinero para rentar una casa, pero sabía que solamente sería una solución temporal. Ciertamente no podíamos comprar una casa porque mi (ex) esposo estaba demasiado deprimido para trabajar y nuestro crédito había sido destruido con la caída del negocio.
Entonces vendimos nuestros pertrechos y usamos el dinero para comprar materiales de construcción, y fuimos al bosque a “vivir en el campo”. Construimos una casa pequeña y nos mudamos con lo necesario, almacenando la mayor parte de mis libros y otras posesiones. El único lujo que teníamos era mi piano. Ahí estábamos, en una cabaña en el bosque sin electricidad o agua corriente, ¡pero teníamos un piano en la esquina!
En esos momentos había una lucha diaria para que hubiera suficiente comida para mis pequeños hijos y no fueran a la cama hambrientos. La mayor parte del tiempo ni siquiera llevaban zapatos, y sólo por caridad tenían ropa. Pasamos de poseer varias casas, propiedades especulativas y un negocio a literalmente nada.
Y luego, estaba el trabajo.
No sé cuántos de ustedes han probado la filosofía/estilo de vida “del campo”, pero es MUCHO trabajo. Si tienes una bomba manual en el patio a 15 metros de la casa, es mucho trabajo mantener disponible el agua para todos los usos normales de cinco personas, especialmente cuando tres de ellas son niños.
Mi delicada condición física todavía no estaba lista para ese nivel de trabajo. Pero estaba decidida a mantener un estándar de vida lo más normal posible, así que era una cuestión de determinación y voluntad para continuar haciendo lo que se tenía que hacer a pesar del deterioro de mi cuerpo.
¡Ya basta de todo eso! El punto es establecer la objetividad del sufrimiento. Es suficiente decir que a través de esto, estaba segura que mi fe estaba siendo “probada” y “probada a fuego”. Nunca vacilé. Admito que a menudo despertaba en la noche con dolor psicológico y emocional debido a la pérdida de mi abuela (literal) y de mi madre (virtual), así como también por las preocupaciones sobre el futuro de mis hijos [realista], que hacía levantarme y deambular en la oscuridad, lamentándome y llorando. Encontraba un lugar callado y privado, me sentaba, me mecía y sollozaba debido a la lucha por continuar para encontrar el “amor en el momento”, para poder seguir adelante otro día más.
Continué reflexionando sobre la instrucción de “aprender” que me habían dado hacía ya varios meses en el bote. Necesitaba ese contacto de nuevo. Fue en esos momentos que decidí que la única forma para poder cumplir ese objetivo era abriendo realmente mi corazón a Dios para que esa infusión, de la que tanto carecía, fuera permanente. De este modo, creció en mí la idea de que debía silenciar mi propia voz, interna y externa, para poder escuchar la voz que anunciaba la presencia de Dios dentro de ésta.
Busqué pistas en la Biblia sobre cómo emprender esto dentro de los parámetros de la religión. Conocía la meditación y que ésta era un modo de lograr el “contacto”, pero como estaba en el “viaje de la fe”, lo que sea que hiciese tenía que estar dentro de las “normas”. Encontré una referencia en los Salmos, en donde el salmista dice: “Permite que las palabras de mi boca y las meditaciones de mi corazón te sean aceptables, Oh mi Dios.”
Bueno, ¡eso era lo suficientemente bueno para mí! Ahí estaba yo, ¡sumergida en la Biblia!
Comencé a meditar sobre el amor de Dios, que parecía ser el modo aceptable de hacerlo bajo esas reglas. Y fue en ese momento cuando las cosas realmente comenzaron a “suceder”.
Tal como escribí en Gracia Asombrosa, un domingo de aquella época, estaba sentada en la iglesia durante la oración Pastoral. Estaba orando fervorosamente junto con el Ministro, para que Dios enviara al Espíritu Santo a que me ayudara a comprender todo lo que necesitaba comprender. La esposa del Ministro, una música virtuosa, estaba evocando armonías celestiales que contrastaba con la suave voz del pastor de nuestro rebaño, perdida en el drama de la oración. Era mi parte favorita del servicio porque él era tan docto y articulado y ella era una compañera tan talentosa al servicio de Dios.
De repente, escuché un zumbido, un crujido; similar al sonido del tocino friéndose en el sartén; y la voz del pastor y los resonantes “Amén” de la congregación se volvieron lejanos y metálicos, sonando exactamente como si los escuchara a través de un altavoz debajo del agua.
Aquello me impactó y mis ojos se abrieron de par en par, para cerciorarme de que mi visión no estuviera fallando, porque pensé que me estaba dando un infarto o algo así. Me desilusioné por completo al ver que el Ministro, parado en el podio con ambas manos aferradas al estrado, los ojos cerrados, la cabeza echada hacia atrás en el profundo drama de su oración, ¡fue suplantado por una iluminada imagen viviente de un lobo!
Fue exactamente como si una película estuviera siendo proyectada sobre él, en donde la imagen del lobo a todo color era un cierto tipo de “alter ego” y todas las expresiones del pastor eran corrompidas y cambiadas por las expresiones correspondientes del lobo. Cuando el pastor movía las manos o movía la cabeza, del mismo modo lo hacía el lobo. ¡Las enormes fauces de la figura Infernal coincidían exactamente con cada movimiento de la boca del Ministro! No era una figura sólida; era una “proyección de luz”, por así decirlo.
Rápidamente miré alrededor del santuario para descubrir si aquello era una ilusión totalmente falsa, y me impactó ver “transposiciones” similares en todas las personas presentes. Muchas de ellas eran ovejas, pero también había cerdos, vacas y otras criaturas representadas.
¡Estaba aterrorizada! ¡Estaba segura de que el Demonio me tenía bajo su control! Ahí estaba yo, en medio de la iglesia, ¡viendo a nuestro amado Ministro con el disfraz de un lobo! ¡Con seguridad era una maldición!
Cerré los ojos y oré con más fervor. La anomalía del sonido continuaba y abrí mis ojos por un momento para echar un vistazo. El lobo todavía estaba ahí dramatizando la eufónica entonación de la oración pastoral.
Cerré los ojos con todas mis fuerzas y oré y oré y reprendí a Satanás y finalmente solamente repetí el Padre Nuestro una y otra vez para quitar la imagen de mi realidad. Pronto, comenzó a disminuir y a desvanecerse y cuando abrí los ojos de nuevo, el lobo se había ido y yo estaba muy aliviada de haber ganado esa batalla contra Satanás.
Dos domingos después, llegamos un poco tarde, esperando que los servicios litúrgicos ya hubieran comenzado. Estábamos sorprendidos al ver a toda la congregación reunida fuera de la puerta de la iglesia, arremolinada como ovejas perdidas.
Descubrimos que el Ministro se había “dado a la fuga”, por así decirlo, dejando a la iglesia en mal estado, habiendo robado una gran cantidad de dinero de los fondos que se suponía debían pagar las cuentas del edificio y los suministros de las diversas organizaciones. Incluso había una cuenta de la renta del muelle para un yate que también pagaba la iglesia, y todos los miembros lo desconocían.
Todo el costoso mobiliario de la lujosa casa parroquial había desaparecido, la hipoteca de ambos edificios estaba al borde del embargo, la electricidad estaba a punto de ser cortada… y el Ministro y su familia habían desaparecido. Un verdadero “lobo en piel de oveja”, por así decirlo.
Estaba conmocionada. Me di cuenta que mi “visión” correspondía exactamente a lo que había orado: El Espíritu Santo revelándome la “verdad”; ¡y la había reprendido y hecho a un lado!
Esto resultó en un cambio dentro de mi fe, en mi propia capacidad para estar en “contacto” con Dios, o quien sea que estuviera a cargo de este Universo. Claramente, me habían mostrado la verdad subyacente, y mis dudas y la creencia en la autoridad de los demás interfirieron en mi “comunión con el Espíritu Santo”.
Comprendí algo esencial: si verdaderamente pides ayuda, de manera profunda y sincera, llegará, pero puede que no sea lo que quieras oír o creer y puede ir en contra de lo que los demás dicen o enseñan.
Pero esto, por supuesto, planteó otras preguntas. La más dominante fue, ¿cómo puede uno diferenciar si fue una influencia engañosa o realmente una Revelación Divina? Si ciertas personas afirman que el “Espíritu Santo” les está haciendo revelaciones y estas revelaciones son contradictorias, entonces alguien está en lo correcto, o todos están equivocados. Solo tenemos nuestro conocimiento y nuestra razón para analizar y comparar.
Y así fue, “el regreso a los libros”.
Un punto que debo resaltar aquí es: Tenía fe, oraba de manera diligente y ferviente, luché y me esforcé por ese amor, eso supeditó cualquier otra emoción a un Amor por Dios generalizado y comprensivo, ¡y ciertamente hizo algo!
De hecho hubo otros “eventos” en aquello época que se podrían denominar como visionarios y extáticos, pero no son relevantes, así que no los abordaré por ahora. Basta con decir que apoyaron de muchas formas mi idea de que tenía que aprender qué es lo que había “debajo de la superficie” para poder saber qué aceptar como verdad, o incluso verdad parcial. La única forma de discernir un “espíritu mentiroso” era tener una vara de medir para determinar la mayor cantidad posible de verdad objetiva. Eso significaba conocimiento, “probar a los espíritus” examinando su veracidad.
No mucho tiempo después nació mi cuarta hija y básicamente me vi. forzada a pasar más tiempo estudiando y meditando y, como algunos de ustedes saben, el resultado de este periodo fue mi libro inédito: The Noah Syndrome. (El Síndrome de Noé).
En aquel tiempo tenía 33 años y había pasado tres años con este “experimento”, el cual realmente no comenzó como un experimento, pero en eso se convirtió.
Lo que surgió en mi mente fue el hecho de que cuando haces una pregunta, si la pregunta es muy urgente, tu vida se convierte en la respuesta. Todas tus experiencias, interacciones y demás, se forman a sí mismas alrededor del núcleo de la respuesta que estás buscando en tu alma. En este caso, la pregunta fue: ¿Cómo ser Uno con Dios? Y la respuesta fue, el Amor es la respuesta, pero debes de tener conocimiento para saber qué es el Amor realmente. Como el autor del libro de Jaime dice:
Hermanos míos, consideradlo un sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, o caigan en diversas tentaciones. Estén seguros y comprendan que la prueba de vuestra fe produce tesón, determinación y paciencia. Pero den riendas sueltas al tesón, a la determinación y a la paciencia, hagan una labor concienzuda para desarrollaros a la perfección, sin carecer de cosa alguna. Y si algunos de vosotros tienen falta de sabiduría, pídanla a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y les será dada. Pero pidan con fe, sin dudar, sin vacilar… ¿qué provecho sacan los que profesan tener fe, si no tienen obras? ¿Puede salvar la fe?… Si la fe no va acompañada por obras, no tiene poder en sí misma, es inoperante, está muerta… Vosotros veis que el hombre se justifica a través de lo que hace y no solamente a través de la fe – a través de obras de obediencia así como también por lo que cree. [Zondervan, Amplificada.]
Comprendí que la pobreza en mi vida, el tormento y el sufrimiento, la pérdida de las cosas que amaba, y los diversos y complejos eventos eran una expresión de mi estado real de ser la pobreza de mi conocimiento en comparación a lo que era capaz de conocer. Cuando me hundí de cabeza en la “Fe sin conocimiento/obras” estaba eligiendo la muerte, porque “la fe sin obras… está muerta”.
¿Pero qué eran estas obras? ¿Qué era lo que Dios daba abundantemente y sin reproche? Conocimiento.
Porque aquello que se conoce sobre Dios, para ellos [el hombre] es evidente y claro en su consciencia; porque Dios se los ha mostrado. Porque, desde la creación del mundo, Su naturaleza invisible y atributos, han sido entendidos y claramente discernibles en y a través de las cosas que fueron hechas: Su obra. [Zondervan, Amplificada]
De acuerdo con la perspectiva Sufí, no hay Dios sino Dios y el conocimiento relacionado con el conocer a Dios. Pero para poder ganar conocimiento de Dios, es necesario utilizar la creación intermediaria, que es, de hecho, el propósito de todo lo que existe. No sólo ES Dios, es el camino hacia Dios. Al buscador le incumbe aprender todo lo que pueda con la visión hacia Dios. Todas las cosas deben reunirse en la base de conocimiento del Buscador para regresar a Dios, exactamente como se describe en la Parábola de los Talentos.
El no trabajar tan diligentemente como sea posible para conocer a Dios a través de la creación –y eso incluye todas las ramas del conocimiento, artes y oficios– el apóstol lo define como juzgar a Dios.
Y así, ya que no estaban preparados para conocer a Dios o aprobarlo o considerar que por El, el conocimiento bien valía la pena… [Su naturaleza invisible y atributos se realizaron de forma inteligible y claramente discernible por y a través de las cosas que han sido hechas: Su obra.] Oh, hombre, quien quiera que seas tú a quien quiera que juzgues y condenas… ya que haciéndote pasar por juez y juzgando a otro te condenas a ti mismo por que aquellos que juzgas practican habitualmente exactamente las mismas cosas que censuras y denuncias… [Zondervan, Amplificada]
Esto parece ser exactamente lo que experimenté. Me sumergí en el viaje de la fe/amor y la luz ¡y se desató un Infierno!
Al hacer esta retrospectiva sobre las experiencias relatadas, podemos ver que pensaba y me enfocaba en “el amor, la luz y la fe”. ¡Pero eso NO fue lo que experimenté en mi creación! Aunque de una forma graciosa, ¡mi fe tuvo respuesta! Pero, ¡qué respuesta! ¡Realmente no era lo que esperaba!
Ahora, recientemente un remitente sugirió que tenía cierto tipo de habilidad inherente para “manifestar” que era tan poderosa que mi entorno y experiencias cambiaron de repente y de manera dramática en respuesta a mi estado interno. Esto puede ser verdad, pero creo que no estoy sola en esto. Creo que esto es verdad en cierto grado para todos. ES verdad que tú creas tu propia realidad y en cierto sentido torcido, es verdad que lo haces por medio de lo que piensas y en lo que te enfocas… pero hay una verdadera situación paradójica involucrada ¡y es este factor el que vamos a investigar a continuación!
[1] De hecho hay un Quinto Camino, pero no vamos a discutir esto por ahora. Es suficiente decir que el trabajo del Quinto Camino es inusual, y reservado para individuos inusuales que surgen en puntos nodales en la historia humana. De hecho, nos encontramos en ese punto, pero no tiene mucho caso describir el Quinto Camino para los lectores en general.
[2] Note que esto fue escrito antes de los ataques a las Torres Gemelas y la toma de control de EEUU por una “ideología fundamentalista” que promueve los ideales de la Inquisición: Matadlos a todos, Dios reconocerá a los suyos.
[3] La alusión disimulada a Ramtha realmente me hizo reír.
[4] Wiliam Baldwin, Spirit Releasement Therapy, (Terapia de Liberación de Espíritus), Fundación del Potencial Humano, 1992
[5] Probablemente no hubiera tomado la misma decisión ahora, pero no me arrepiento nada de esa decisión. Mi tercera niña de mis cuatro hijos es un ser humano admirable. El lector tiene que agradecerle a ella la preparación tipográfica de este manuscrito.